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Actualizado: 15 de noviembre de 2025


Las noches que faltaba este socorro extraordinario, Maltrana, con la cabeza entre las manos, fingiendo leer una revista extranjera, seguía con mirada ansiosa las idas y venidas de don Cristóbal, el propietario del periódico, un buen señor francote y paternal, sin otras preocupaciones que su diario, la revolución que no llegaba nunca y el deseo de que reconociesen todos sus sacrificios por «la idea».

Habrá quizás extrañado que la Nueva Revista de Buenos Aires haya guardado silencio sobre su último libro, tanto más cuanto que ¡rara casualidad! a pesar de ser el señor Cané conocidísimo entre nosotros, jamás lo ha sido, puede decirse, sino de vista por el que esto escribe.

Para sostenerla formó el Gobernador D. José Andonaegui tres compañías de paisanos campestres, pagados, y armados de lanzas. Llamó á la primera valerosa, á la segunda, conquistadora, á la tercera, invencible, y á todas Compañias de blandengues, porque al pasar la revista en esta plaza, blandearon las lanzas.

Entre los que charlan se cuentan los señores provectos y respetables. Son seis u ocho que constantemente se reúnen en el mismo sitio: un ángulo del salón de la izquierda. Allí pasan revista en una conversación discreta y apacible a las cosas del día, unas veces, y otras evocan recuerdos de la juventud pasada. Aquéllos dice uno de los contertulios , aquéllos eran otros tiempos.

Recibióle ella con esa amable condescendencia, propia de las grandes señoras con cualquier pelafustán que las adula, y concedióle su petición al punto, quedando convenido que la revista publicaría el retrato de la condesa con el traje que había de lucir aquella misma tarde en la manifestación de mantillas y peinetas de la Castellana, y otros dos grabados conmemorativos, representando uno la fachada del palacio en el acto de ser invadido por la policía, y otro el momento en que salió Currita con varonil entereza al encuentro de los invasores.

Tenía allí para el mantenimiento de una larga familia. Pueden venir decía con gesto heroico al pasar revista á su almacén . Pueden venir cuando quieran. Estamos preparados para hacerles frente. El cuidado y aumento de sus víveres y la averiguación de noticias eran las dos funciones que ocupaban su existencia.

Poco después de cesar este desorden se tranquiliza nuestro intruso, echa una ojeada á la cazuela, pasa revista á cuantos la llenan, siente repentina inclinación por alguna que le agrada, y comienza á manifestárselo por señas. Pero ¡buen amigo! si al teatro no habéis ido á ver la cazuela, sino la comedia. Las cuatro han dado ya, y todavía no ha comenzado la función.

Era ésta una amplia sala, decorada con cinco antiguos retratos de familia, los mejores de la colección, verdaderas piezas de museo, obras de grandes maestros. Terminada la lectura, dejó caer al suelo la última revista y absorviose en la contemplación del cuadro, firmado por el Tiziano, que tenía frente a su poltrona.

Cuando Tristán publicó sus primeros artículos y poesías en una revista, juzgole de golpe un gran hombre, y de esta opinión ya no le apeó nadie en toda la vida. Al ponerse a la venta el año anterior su volumen de poesías titulado Engaños y Desengaños, García le creyó en el pináculo de la gloria y él a su lado para compartirla.

La revista El Mensajero del Corazón de Jesús, está, según el autor anónimo, muy por bajo de La Ciudad de Dios, de los Padres Agustinos.

Palabra del Dia

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