Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de julio de 2025
Haré lo que vm. me manda, respondí yo: pero quiero que antes de leerla, vm. me le haga de decirme, como, quando, y á qué fue al Parnaso?
7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo Soy Jesus de Nazaret, a quien tú persigues. 9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; mas no oyeron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor?
Concluya. ¿Para qué? Es una zoncera. No importa; concluya. Ella se echó a reir: ¿Para qué? En fin...¿no supondrá que no era al parecer? Es un insulto gratuito le respondí. Yo fuí el primero en constatar la exactitud de la cosa, cuando yo era su amor... al parecer. ¡Y dale!... murmuró.
La situación vale lo que vale el hombre... Es cierto confirmó la abuela con seguridad. Ese caballero me es muy simpático. A mí no respondí por lo bajo, mientras la abuela daba unos pasos para acompañar al notario llenándole de testimonios de agradecimiento. En cuanto desapareció, la abuela se me acercó bruscamente.
Esto le respondí yo, creyendo no decían verdad en la cantidad del bastimento que señalaban; pero ellos, viéndose superiores y aventajados en el puesto, no temieron nuestras amenazas ni admitieron nuestros ruegos; antes arremetieron a las armas y se pusieron en orden de defenderse.
Vea usted qué bonito papel hemos hecho. ¡Y yo que respondí...! En mi vida me ha pasado otra. La tuve a usted por extraviada, no por corrompida, y ahora veo que es usted lo que se llama un monstruo. Dio entonces un paso más, cerrando un poco la puerta, y tentó la pared por si hallaba silla o banco en qué sentarse. «Hablando en plata, usted no quiere a mi hermano... Ábrete, conciencia».
Mi padre me significó el deseo de que me presentase candidato para diputado á Cortes en las próximas elecciones. He visto en ello un medio muy adecuado para ejercitar mi voluntad desmayada, y le respondí que tendría mucho gusto.
Inés quedó sola y acudí hacia ella. Por primera vez durante la tertulia hallaba ocasión de poderle hablar lejos de los demás, y la aproveché con presteza. Ella, anticipándose al afán con que yo iba a hablarle, me dijo: ¿Mi prima te ha mandado aquí? ¿Me traes algún recado de ella? No respondí . No me ha mandado tu prima. No he venido por traerte recado alguno.
Yo les conté el caso y, al punto, como si en ellos no hubiera mal ninguno, se empezaron a santiguar, diciendo: -No se hiciera entre luteranos. ¿Hay tal maldad? Otro decía: -El retor tiene la culpa en no poner remedio. ¿Conocerá los que eran? Yo respondí que no, y agradecíles la merced que me mostraban hacer.
Indignado, colérico, estrujé la carta, y yo que no tuve en mis ojos una lágrima ni en los momentos de amortajar a mi tía, a quien tanto amé, a quien tanto debía yo, que tanto me quiso, que fué para mí como una madre, no pude resistir aquel nuevo dolor. Sentí que me ahogaba, y me eché a llorar como un chiquillo. ¿Qué te pasa? gritó Andrés asustado. ¡Nada! le respondí sollozando.
Palabra del Dia
Otros Mirando