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Actualizado: 21 de junio de 2025
Currita no protestó contra aquel reproche tremendo; no se avergonzó ni se indignó tampoco. Asióse, por el contrario, para llegar a su objeto, a la punta de aquella maza que la aplastaba, y dijo lastimeramente: ¡Ay, sí, sí, padre, es verdad!... ¡Si usted supiera lo que pasa en mi casa! ¡Si usted conociera la situación en que me encuentro!
Entonces se oye gruñir, en el interior de la casa la voz profunda de Martín, que dice paternalmente, en tono de reproche: No hagas tonterías, Gertrudis; déjalo dormir. ¡Pero si no duerme! responde ella en el tono enfurruñado del niño a quien reprenden. Después la ventana se cierra y las voces se apagan.
Con las manos estremecidas sobre las telas, estuvo un momento dudando si podría tragar su despecho. Tenía asomadas a los labios desdeñosos unas agrias frases de reproche y ofensa, y, con ellas extendidas por toda su cara descompuesta, salió de la estancia dando un tremendo portazo que alzó en todas las habitaciones un eco penetrante.
¿Y no sufre la vanidad femenil al verse dominada en la calle por un hombre á caballo y con armas, lo mismo que en los tiempos de la tiranía masculina? ¡Oh, gentleman! dijo el profesor con acento de reproche . En la vida no puede ser todo perfecto y lógico.
¡Pen-Ouët! ¡Pen-Ouët! gritó con un acento de cólera y de reproche ; ¿dónde estás, maldito niño? ¡Por San Pablo! ¿no sabes que se acerca la hora en que las cantadoras de la noche se disponen a errar por la playa? No se oyó más que el mugido de la tempestad que parecía redoblar su furor. ¡Pen-Ouët! ¡Pen-Ouët! gritó una vez más. Pen-Ouët prestó por fin oído.
Buscó con la mano en su pecho, sacó una caja de oro y la abrió. Miró durante algún tiempo con expresión de espanto el retrato que encerraba. En la disposición de espíritu en que Marta se encontraba, le pareció que los ojos del soldado se animaban y la miraban con airado reproche.
El reproche del cacique exaltó a los indios, y uno de ellos, rompiendo la vasija de barro que en la mano traía, exclamó: ¡Que me sigan los que quieran beber en copa de oro! El pueblo se desbordó como un río que sale de cauce, y lanzándose sobre los templos, se apoderó de los calices de oro destinados para el santo sacrificio.
¡Ah, hermano... hermano! dijo Esteban con expresión de cariñoso reproche . ¿De qué te ha servido tanto leer periódicos y libros? ¿Para qué ese deseo de arreglar lo que está bien, o si está mal no tiene arreglo posible...? De seguir tranquilamente tu camino, serías beneficiado de la catedral, y ¡quién sabe si te sentarías en el coro, entre los canónigos, para honra y amparo de la familia...! Siempre tuviste mala cabeza, por lo mismo que eres el más listo de entre nosotros. ¡Maldito talento que a tales miserias conduce...! ¡Lo que yo he sufrido, hermano, enterándome de tus cosas! ¡Cuántas amarguras desde la última vez que pasaste por aquí!
Mordióse el gobernador los labios, comenzando a sospechar que habían hecho un pan como unas hostias, y el pas trop de zéle de Talleyrand acudió a su mente como un reproche. Detuvo, sin embargo, un momento su cólera y sus temores la entrada del jefe de orden público, que venía a entregarle los papeles sorprendidos en poder de Currita.
Pero al mismo tiempo creía ver que las paredes se apartaban y una perspectiva luminosa, infinita, se abría ante mí. «¿No querías desempeñar el papel de sacerdotisa en esta casa?» me decía en tono de reproche una voz interior; pero se extinguió ahogada por el ruido de mi sangre. ¿De qué sirve discutir? continuó él.
Palabra del Dia
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