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Actualizado: 18 de mayo de 2025


V. E. no ha sido elegido por el pueblo filipino sino por España, ¡razon de más para que V. E. trate bien á los filipinos para que no puedan reprochar nada á España! ¡Razon de más, mi General! V. E. al venir aquí ha prometido gobernar con justicia, buscar el bien...

En fin, no cesa de reprochar al finado señor Laroque, hijo, su admirable salud que jamás permitió á su mujer desplegar las cualidades de enfermera, de que rebosa su corazón. Entretanto, ha tenido, en estos últimos días, la idea de agregar á su sillón una especie de nicho en forma de garita, para resguardarse de los vientos colados.

Y bien, Magdalena preguntó la de Ribert para evitar a San Pablo una nueva algarada; ¿qué tiene usted que reprochar al matrimonio, hija mía? El marido respondí con sincera convicción. ¡El marido! exclamó la de Ribert riendo, con gran contento de Genoveva, que gozaba deliciosamente de la alegría de su madre. ¡El marido!... Qué gran verdad...

No tenía la expresión dulce de los ojos de María Teresa, sino una mirada fría, severa, que parecía reprochar a Juan la audacia de su evocación. Y trastornado por aquella dualidad de sensaciones que simultáneamente lo afligían y le daban vagas esperanzas, recorría el jardín como un loco. En su paseo incierto llegó cerca de la casa.

Sea usted buena y franca... No sabe usted nada que se pueda reprochar a Luciana, ¿verdad? Reprochar... reprochar... Siempre se puede reprochar algo... hasta el ser demasiado perfecto... Eso no es responder... Voy a ser más preciso: lo que se podría reprochar a una joven seria... ¡Bah! Es usted fastidioso exclamó con un gesto de molestia.

Las islas Jónicas son el faubourg Saint-Germain de Oriente; allí encontraréis las grandes virtudes y las pequeñas extravagancias de la nobleza, orgullo, dignidad, pobreza decente y laboriosa, y una cierta elegancia en la vida más humilde. Al propietario de la villa, el señor conde Dandolo, no le hubieran podido reprochar nada sus antepasados los dux.

Me sentía tan poca vocación por el matrimonio y tanta por el celibato, que he querido darme cuenta de lo que se podía reprochar a esas pobres criticadas. ¿Y has encontrado algo? preguntó Genoveva con interés. No mucho... Veo, sobre todo, muchos prejuicios e ideas hechas que pasan de generación en generación como un gabán viejo que cada cual adapta a su talla y a su gusto.

La duquesita de Biétry, joven, linda y olvidada, tuvo la debilidad de reprochar a su esposo los hábitos que había aprendido en la Opera: ¿No os da vergüenza de abandonarme en un palco, con todos vuestros amigos, para correr no adónde? Señora respondiole él, cuando se tienen fundadas esperanzas de lograr una embajada, ¿no es lo más natural que estudiemos la política?

Háyalo usted querido o no, ha conseguido alarmarme, y le suplico de nuevo que me diga si realmente no hizo ninguna alusión desfavorable para o para... ¿A usted? ¿Qué se le puede reprochar? Es usted un amable y buen muchacho, muy loco y muy cándido. No si soy amable ni, sobre todo, si soy cándido; lo que es que se trata de la tranquilidad de toda mi vida.

Palabra del Dia

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