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Actualizado: 8 de mayo de 2025


Quién, Cipion? quien tiene la ventura Y el valor nunca visto, que en encierras, Pues con ello y con él está segura La victoria y el triunfo destas guerras. El esfuerzo regido con cordura Allana al suelo las mas altas sierras, Y la fuerza feroz de loca mano Aspero vuelve lo que está mas llano: Mas no hay que reprimir á lo que veo.

Gran trabajo me costó reprimir una expresión de horror viendo á aquella masa humana acercarse á mi, teniéndose alternativamente en una y otra pierna. El monstruo me hizo seña de que esperara, y después se paró delante de , contemplándome fijamente los estúpidos ojos y dándome con el resuello en la cara.

Mi amo no pudo reprimir la expresión de su profunda pena; y como la avanzada edad amenguaba en él la presencia de ánimo propia de tan terribles momentos, hubo de pasar por la pequeña mengua de derramar algunas lágrimas, triste obsequio a sus compañeros.

Todos los que tocaban a doña Gertrudis le hacían daño; sólo las suaves manos de Martita tenían el privilegio de moverla a un lado y a otro y colocarla en las posturas más cómodas sin causarle dolor. Por fin se consiguió que la enferma volviese en y hablase; pero don Máximo al llegar, llamado apresuradamente por los criados, halló el pulso tan débil que no pudo reprimir un leve gesto de susto.

Si por una parte se ve que el número de los nacimientos, comparado con el número de la poblacion, da resultados estraordinarios, pero siempre en relacion directa con las costumbres locales y los medios de reproduccion; vemos tambien por otra, que la mortandad comparada con la poblacion, presenta términos bien inferiores á los que en Europa se obtienen; lo cual debe atribuirse á la falta de socorros medicales, y de recursos que suministra la civilizacion para reprimir en cierto modo las causas del despoblamiento.

En 1609 D. Juan de Silva visitó la costa N. de Mindanao á fin de reprimir las excursiones de los caragas á pintados, fundando el fuerte de Tandag, donde dejó artillería y numerosa guarnición.

Gracias a Dios, yo estoy buena y sana para lo que usted guste mandarLos labios del joven se plegaron con sonrisa imperceptible y siguió examinando el pintoresco manto de un caballero de la Orden de Alcántara que le había dado golpe, al parecer. No obstante, de vez en cuando volvía los ojos con zozobra hacia la puerta del gabinete. Trataba inútilmente de reprimir la impaciencia.

Entonces la encargada de vestir y desnudar cómicas, según los casos, no pudo reprimir una exclamación de sorpresa y, haciendo ademán de santiguarse, dijo: ¡Bendito sea Dios! ¡Ay, señorita; mujeres hermosas tengo vistas, pero como usted, ninguna! Cristeta se sintió halagada y su pudor murió a manos de su vanidad.

Subía la avenida del parque lentamente, abstraída, cuando sintió caminar a alguien detrás de ella. Maquinalmente se dio vuelta y no pudo reprimir una exclamación de sorpresa al apercibir a Huberto. ¿Usted? , todavía yo.

¡Pobre gente!... Les quiero yo mucho a todos. Aquí tienes a Marta, que quiere despedirse. Acércate, Marta... ¿Te vas conformando ya?... ¡Qué remedio tengo, María! repuso la niña pugnando por reprimir los sollozos.

Palabra del Dia

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