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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Mientras que en las personas el vestir era ostentoso y cuanto al traje y militares arreos se refería, llegaba á un grado de riqueza singular, en cambio, contentábanse con una mesa sencilla, frugal, sin los arrequives introducidos por el moderno refinamiento.

Le hablaba, le refería todas las cosas fuera de razón que me torturaban el alma desde hacía cerca de dos años, le pedía gracia para ella y para . Le suplicaba que me recibiera, que me permitiese volver a ella. Le contaba mi vida entera con el más lamentable y el más legítimo de los orgullos.

Al día siguiente Glocester delante del Magistral, sin compasión, refería en la catedral todo lo que había sucedido en el baile. «La aristocracia se había encerrado en un gabinete, en el gabinete de lectura, para cenar y bailar, y doña Ana Ozores, la mismísima Regenta que viste y calza, se había desmayado en brazos del señor don Álvaro Mesía».

A , personalmente, me produce la impresión de un canario hidrófobo; algo, en fin, absurdo y horrible. El novio, lleno de entusiasmo, refería al maestro las cualidades de su futura. «Es hermosa como el lucero de la mañana» decía el joven. El filósofo escribía: «cero». «Es rica, como la heredera de Creso» añadía el doncel.

La adoraba, y refería a ella todos sus actos, sus pensamientos, sus esfuerzos, sus ambiciones, sus sueños, sus éxitos escolares, su gloria militar, sus primeros premios y sus primeros galones. Al día siguiente de haber sido citado en la orden del día, escribió a Liette: «Estaba tan orgulloso que oía latir «tu» corazón

¡Ah, pensó Adriana, encantarse conmigo, ellas que viven en un continuo encantamiento! Y siguió leyendo, ávidamente. Carmen le refería que casi siempre estaban solas, que rehuían toda relación con mozos, a causa de cierta manía o preocupación de Zoraida, toda una historia muy dolorosa, que ella prometía contarle.

Por sus risas y cuchicheos comprendí que durante todo el día se habían divertido con los embustes de aquel buen señor, quien no ponía freno a su voluble lengua, ni aun en las circunstancias más críticas y dolorosas. El cirujano dijo que convenía dejar reposar al herido, y no sostener en su presencia conversación alguna, sobre todo si ésta se refería al pasado desastre.

La niña le acompaña añadí, a pesar de serme completamente desconocida la identidad de la persona a que me refería. ¿Y bien? preguntome. Y si están en Londres, no es seguramente con buenas intenciones. ¡Ah! exclamó. ¿Blair le ha dicho a usted algo... le ha manifestado sus recelos? Ahora, al último, se había apoderado de él el temor de que lo asesinaran secretamente el día menos pensado contesté.

La prudencia y el sigilo eran dotes positivas de don Álvaro en tales asuntos. Sus aventuras actuales pocos las conocían; las que sonaban y hasta refería él siempre eran antiguas.

Aquella mujer comía tanto, tanto...que solo puedo comparar su glotonería á la sed de brandy de su compatriota mareada. Otro tipo femenino bien curioso era el de una Inglesa de la sangre caliente, fenomenal, que no se daba por notificada de sus sesenta inviernos. Habia naufragado recientemente en las Antillas, y referia el episodio terrible con una frescura singular.

Palabra del Dia

bagani

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