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De mucho provecho fué esta victoria, porque después acá no se han arriesgado más los Mamalucos á poner el pie en los contornos de aquellas Reducciones, y solamente en el año 1718 plantaron un fuerte en las riberas del río Paragua, ochenta leguas distante del pueblo de San Rafael, con que se espera que convertidas en breve con el favor de Dios cincuenta ó sesenta mil almas, como nos prometen las esperanzas, se les impedirá también el hacer corso por aquel río, porque los neófitos por singular privilegio de nuestros católicos reyes, pueden usar armas de fuego con que fácilmente podrán quebrantar el orgullo de estos corsarios, como sucedió en las misiones de Guaranís, á quienes no cesaron de molestar hasta que aquellos pueblos dieron una grande rota á cinco mil Mamalucos que habían pasado al último exterminio de aquella cristiandad.

Viendo, pues, y considerando el P. Arce la buena disposición de la gente, y que si se ausentaba de ellos los dejaba en un total desamparo, se resolvió á quedarse; y estando ya próximo el tiempo de las lluvias que inundan las campañas y cierran los caminos para ir á encontrar en las riberas del río Paraguay á sus conmisioneros, que venían de las Reducciones de los Guaraníes, le pareció más conforme á las órdenes que llevaba de su Provincial hacer aquí alto y dar principio á aquella nueva cristiandad que daba tan buenas esperanzas de que correspondería en adelante con la multitud y fervor de los fieles al cultivo y celo de los obreros evangélicos.

De los Padres más antiguos que cuentan veinticinco y más años de Misioneros en estas Reducciones, ninguno hay que lo sepa con perfección y dicen que á veces los indios no se entienden entre . ¿Qué diré de la pronunciación? De cuatro en cuatro echan de la boca las palabras y nada se entiende, como si no pronunciasen nada.

Desde los primeros años en que se dió principio á la Conversión de los Chiriguanás y Chiquitos, con intento de penetrar al Chaco para reducir á nuestra santa fe las naciones que viven en el vastísimo espacio de tierra que hay entre Torija y el Paraguay, se juzgó siempre llevar al fin pretendido, el abrir camino por aquel río y hacer escala á las Misiones del Paraguay ó Guaraníes, á fin de que fuesen más fácilmente proveídas estas Reducciones de los Chiquitos, y los nuestros tuviesen comodidad de conferir á boca con el Padre Provincial y recibir los socorros más oportunos á su necesidad, fuera de que no sería menor el consuelo de los Provinciales en ver las fatigas y sudores de sus súbditos en la conversión de los gentiles, y acabar en poco menos de un año la visita de esta tan vasta provincia; pues cuando ahora es necesario caminar dos mil y quinientas leguas para visitarla toda, descubierto este camino por el río Paraguay, sólo se andarían mil y quinientas leguas en visitar Misiones y provincia.

Añade el P. Sebastián de Samartín, Superior que fué de aquellas Reducciones: «Todo se puede sufrir por ellos, por el afecto que tienen á la fe, á la devolución y á lo que es Dios ó de DiosPero más por extenso habla el Padre Misionero de la Reducción de San Joseph de la piedad de su pueblo, en la Cuaresma del año de 1705.

CAP. VII. Fervor y virtud de la nueva cristiandad, premiada de Dios nuestro señor con muchos sucesos milagrosos 129 CAP. VIII. Preténdese descubrir el río Paraguay para comunicarse estas Misiones con las Reducciones de los Guaraníes 180 CAP. IX. Múdanse á otro paraje las Reducciones; pasa el P. Superior á Tarija y desastres de los neófitos 214

Viendo nosotros su buena voluntad, determinamos que nuestros indios los defendiesen en caso que sus caciques intentasen cobrarlos á fuerza de armas; pero ellos les dieron de buena gana licencia, creciendo en ellos la estimación de nosotros, pues los Guaranís dejaban su hacienda y parientes sólo por venir á nuestras Reducciones y vivir en la observancia de la ley divina.

Dice, pues, el hermano Juan de Avila, compañero que fué del P. Visitador de esta provincia, Antonio Garriga y del P. Provincial Luis de la Roca, cuando como adelante diré, visitó aquellas Doctrinas sujeto de mucho juicio y capacidad en una carta que desde allí escribió: «Así como para fundar las Misiones del Paraguay padecieron increíbles trabajos aquellos primeros varones apostólicos, sacando á los indios de las selvas y entablando en ellos vida cristiana y política hasta ponerlos en el estado en que hoy día se mantienen, divididos en treinta Reducciones, así también no han sido menores los trabajos y sudores de estos primeros que han fundado la cristiandad de los Chiquitos.

Libres, pues, de toda ley los naturales de esta ciudad, se dieron á discurrir por el contorno, haciendo esclavos á los indios en gran multitud, robándoles su hacienda; y viendo que no ha hecho algún castigo en ellos, sino publicado solamente algunas prohibiciones y edictos que no han sido obedecidos, han proseguido por espacio de ciento treinta años en sus infames latrocinios, que fuera de dos millones de almas que se sabe han destruído ó reducido á miserable esclavitud, han hecho despoblar algunas ciudades de españoles y más de mil leguas en tierra hacia el Marañón, experimentando esta nuestra provincia las primeras furias de su arrojo en la destrucción de catorce Reducciones que se habían fundado con increíbles trabajos y sudores en la nación de los Guaraníes, que en número de cerca de quinientos mil se había reducido al gremio de nuestra santa fe.

Con esto se rompió la paz, y jamás los Payaguás se fiarán de los nuestros, y mucho menos de los españoles; antes bien, estarán siempre alerta para vengarse de la injuria recibida, como lo han ejecutado con harto daño de toda aquella gobernación del Paraguay. Múdanse á otro paraje las Reducciones; pasa el Padre Superior á Tarija y desastres de los neófitos.