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Actualizado: 23 de julio de 2025
Y en el infierno se juntaron entre tanto, en sala plena, los más graves jueces de aquel distrito, y haciendo notorio a todos el delito del tal Cojuelo, mandaron despachar requisitoria para que le prendiesen en cualquier parte que le hallasen, y se le dió esta comisión a Cienllamas, demonio comisionario que había dado muy buena cuenta de otras que le habían encargado, y llevándose consigo por corchetes a Chispa y a Redina, demonios a la veinte , y subiéndose en la mula de Liñán , salió del infierno con vara alta de justicia en busca del dicho delincuente.
El tal Cienllamas y Chispa y Redina comenzaron a sacalle arrastrando, diciéndole, entre algunos puñetes y mojicones: No penséis, ladrón, que os habéis de escapar con esos embustes de nuestras manos; que ya os conocemos.
Saliendo, en este tiempo, por cal de Tintores a la plaza de San Francisco, y habiendo andado muy pocos pasos, volvió la cabeza y vió que le venían siguiendo Cienllamas, Chispa y Redina; y, dejando las muletas, comenzó a correr, y ellos tras él, a grandes voces diciendo: ¡Tengan ese cojo ladrón!
El Duque y el Marqués interpusieron sus autoridades, y para quietallo de todo punto inviaron por un particular , que trujo luego Piedepalo, para pagarlo de bonete , que fueron unos ciegos y una gaita zamorana que muy cerca de allí se recogían, que fué menester pagárselo adelantado porque se levantasen, y se concertó en treinta cuartos, y dijo el Duque que no se había pagado tan caro particular jamás, por vida de la Duquesa . Y al mismo tiempo que entró Piedepalo con el particular, se entró tras ellos Cienllamas, con la vara en la pretina , y Chispa y Redina con él, preguntando: ¿Quién es aquí el Diablo Cojuelo?
Este es dijo el Duque señalando a Piedepalo ; que nosotros, ni hombres como nosotros, no hemos de defender de la justicia a hombres tan delincuentes; tomando venganza de algunos embustes que les había hecho en las limosnas de la sopa de los conventos; y agarrando con él Chispa y Redina, comenzó a pedir iglesia a grandes voces Piedepalo que en un bodegón hiciera lo mismo, queriendo dalles a entender que era ermita, y no garito, donde estaban, y que todos y todas habían venido a hacer oración a ella.
Y cuando casi le echaban las garras Chispa y Redina, venía un escribano del número bostezando, y metiósele el Cojuelo por la boca, calzado y vestido, tomando iglesia, la que más a su propósito pudo hallar . Quisieron entrarse tras él a sacalle deste sagrado Chispa, Redina y Cienllamas, y salió a defender su juridición una cuadrilla de sastres, que les hicieron resistencia a agujazos y a dedalazos, obligando a Cienllamas a inviar a Redina al infierno por orden de lo que se había de hacer; y lo que trujo en los aires fué que, con el Escribano y los sastres, diesen con el Cojuelo en los infiernos . Ejecutóse como se dijo, y fué tanto lo que los revolvió el Escribano, después de haberle hecho gormar al Cojuelo, que tuvieron por bien los jueces de aquel partido echallo fuera, y que se volviese a su escritorio, dejando a los sastres en rehenes, para unas libreas que habían de hacer a Lucifer a la festividad del nacimiento del Antecristo; tratando doña Tomasa, desengañada, de pasarse a las Indias con el tal soldado, y don Cleofás, de volverse a Alcalá a acabar sus estudios, habiendo sabido el mal suceso de la prisión de su Diablillo, desengañado de que hasta los diablos tienen sus alguaciles, y que los alguaciles tienen a los diablos . Con que da fin esta novela, y su dueño gracias a Dios porque le sacó della con bien, suplicando a quien la leyere que se entretenga y no se pudra en su leyenda , y verá qué bien se halla.
Palabra del Dia
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