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Jacobo, herido en su vanidad, derrotado en sus planes, revolvíase furioso al verse cogido en sus propias redes, mientras la marquesa, muy sorprendida y admirada, preguntábale sin perder un punto de su aparente ingenuidad y su señoril aplomo: ¿Pero por qué no quieres firmar?... ¿Qué encuentras en ello de malo? Porque..., porque..., porque firmar eso, es renunciar a mi dignidad de marido.

¡Jesús, hijas!... ¡Qué perfume!... ¡Qué horror! exclamó la baronesa . Beatriz, en seguida mi tarro de sales; luego, que estas señoritas te den sus redes y llévalas a la cocina. Perdone usted, tía dijo el marqués de Pierrepont, tomando vivamente aquellos artefactos ; las voy a llevar yo.

Isagani, que había olvidado todos sus pesimismos y solo veía en todas partes rosas sin espinas, respondía: Dentro de muy poco, todas las islas van á estar cruzadas de redes de hierro, Por donde rápidas Y voladoras Locomotoras Corriendo irán como dijo uno; entonces los rincones más hermosos del archipiélago estarán abiertos á todos... Entonces, pero ¿cuándo? Cuando sea una vieja...

El rey Amad-Dola se vió cojido en las redes que él mismo había ayudado á tender, y no sabia que partido tomar: y sin responder al rey Radmir cuidó de fortificar la ciudad cuanto le fué posible, y proveerla para el cerco que esperaba.

17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de , y haré que seáis pescadores de hombres. 18 Y luego, dejadas sus redes, le siguieron. 19 Y pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo, hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en el navío, que aderezaban las redes. 20 Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en el barco con los jornaleros, fueron en pos de él.

Este, valiéndose de imágenes, traza la historia de su rebelión contra Dios y de su caída; insinúa con astucia cuán grande es su poder en la naturaleza, y de este modo se propone atraer á sus redes á Cipriano, ansioso de satisfacer su pasión. Sigue á esto la venta de su alma con sangre, y, en su consecuencia, la promesa de poseer seguramente á Justina.

Pues mándoles yo que, aunque estas redes, si como son hechas de hilo verde fueran de durísimos diamantes, o más fuertes que aquélla con que el celoso dios de los herreros enredó a Venus y a Marte, así la rompiera como si fuera de juncos marinos o de hilachas de algodón.

Todo diálogo de un amante con su dama, está sembrado de estrellas y de flores; el sol se obscurecería si ella no le prestase la luz de sus ojos; sus mejillas siempre se comparan con la aurora, y sus cabellos son siempre redes doradas en donde se aprisionan los corazones.

María Antonia Fernández, aunque arrepentida y llorosa, tenía el consuelo de no haber pecado nunca en este segundo sentido. Cuantos habían caído en sus redes y habían sido con ella pecadores, estaban pervertidos muy de antemano, de modo que ella no agostó ninguna virtud en flor, ni remedando al demonio robó ángeles al cielo para llevárselos consigo.

17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, que el Reino de los cielos se ha acercado. 19 Y les dice: Venid en pos de , y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos entonces, dejando luego las redes, le siguieron. 21 Y pasando de allí vio otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en el barco con Zebedeo, su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.