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Actualizado: 16 de junio de 2025
Nuestra vida ha sido un engaño dijo en voz alta, con cierta violencia, para no dejar traslucir su emoción . Tú debes estar convencida de ello... Y también te das cuenta de que yo pienso lo mismo... de que reconozco mi error... Porque yo... porque yo, desde hace tiempo... ¡yo te amo!... Ya está dicho: ahora ríete si quieres. Ella no quiso reir.
Reconozco humildemente la superioridad de su mérito de usted, de su carácter y de sus sentimientos, y ya sabe usted que mi misma madre los ha reconocido muchas veces. Así, pues, no podrá menos de aprobar mi elección y acoger a usted como a una hija predilecta, digna hermana de nuestra Blanca que tanto quiere a usted.
Alicia le miró con unos ojos lacrimosos que reflejaban las vacilaciones de su pensamiento. Al fin pareció decidirse. Tú no has cambiado dijo con voz sorda , pero yo soy distinta. El infortunio ha hecho de mí otra mujer. Yo misma no me reconozco... Una idea fija me domina. Tal vez es absurda; si te la digo, sé que vas á protestar con justa indignación.
Reconozco con mucho gusto, con muchísimo gusto dijo hablando con turbación, pero sin llanto , que al aceptar usted mis ofrecimientos lo ha hecho con lealtad... sí, señora mía, lo reconozco... estoy agradecido... yo no valgo nada... reconozco que usted, al responder afirmativamente a mis ruegos, echó el último puñado de tierra sobre un pasado triste; me ofreció su cariño y me consagró su persona toda, su porvenir... yo lo agradezco... pero, pero... luego cambiaron las cosas, se presentó a usted de improviso aquel sobre quien había caído tanta, tantísima tierra....
Sí; reconozco que lo trataron «con descortesía», éstas fueron las palabras de la reina Isabel, su decidida protectora. Lo trataron sin respeto a su edad y sus méritos; con arreglo a los duros procedimientos judiciales de aquella época; procedimientos que el mismo Colón empleaba igualmente con sus inferiores. Pero que fuese una injusticia caprichosa, como quiere la leyenda, esto es discutible.
Porque yo en mis modestísimos estudios he aprendido... Reconozco en usted, amigo Valleumbroso, la psicosis epileptoides del genio... Muchas gracias decía el mosquito lírico ruborizándose . Me favorece usted demasiado... Nada, nada: es justicia seca.
¿Qué te pasa, querida? Ya no te reconozco... Ven, ven, voy a acostarte repitió. Es inútil, puedo ir sola dije. Entonces ella vio que era necesario acordar a la niña una palabra de explicación. Mira, Olga dijo atrayéndome hacia sí, tienes razón. Tengo muchas penas, y si tuvieras más edad y pudieras comprenderlas, seguramente serías la primera a quien se las confiaría.
Yo reconozco desde luego que el desarrollo del comercio, de la industria y de la riqueza en general, mil ingeniosas invenciones y los más fáciles medios de comunicación entre las gentes han hecho progresar y han llevado como á remolque hasta á los pueblos más atrasados.
Hay en ella una vaguedad que parece premeditada y hasta ofensiva. Reconozco tu derecho a romper un lazo que la ley no había consagrado todavía, pero debes de comprender que sobre la ley está la decencia, y que entre personas decentes la palabra algo vale. El que la rompe sin motivo podrá no tener pena, pero desde luego queda castigado en la conciencia de las personas honradas. ¡Mario, por Dios!
Hacía rato que el cura no prestaba la menor atención al discurso de Pablo. El carruaje había entrado en una calle bastante larga y perfectamente recta. Al fin de esta calle el cura veía venir a un caballero a galope. Mirad dijo el cura a Pablo, mirad vos que tenéis mejores ojos que yo; ¿no es Juan el que viene allá? Sí, pues, es Juan, reconozco su yegua mora.
Palabra del Dia
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