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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Me llevó á la estación, recogió los baúles de Juana con el talón que encontró en el saco, y tomándome un billete de primera, me puso él mismo en el tren de Boulogne. Viéndome allí en seguridad, me dijo: Vaya usted á parar al hotel del Casino y espéreme. Mañana por la noche llegaré para darle noticias. Partió el tren.

En el umbral estaba una mujer cuya audacia y vestidura formaban extraño contraste con su ademán irresoluto y lleno de timidez. La maestra reconoció al primer golpe de vista a la dudosa madre de su anónimo discípulo. Contrariada quizá, tal vez enojada, invitola fríamente a entrar; arreglose instintivamente sus blancos puños y cuello, y recogió su corta falda castamente.

Así eran los negocios que el duque hacía, no tanto por interés como por impulso irresistible de su corazón. Salió furioso del despacho de su secretario, fuese a la caja y aprendiendo allí que iban a mandar a cobrar al Banco nueve mil duros de cuenta corriente, él mismo recogió el talón después de firmarlo.

En suma, para no cansar más a mis lectores, acabaré por decir que don Acisclo recogió al fin el premio de sus fatigas. Las elecciones llegaron, y D. Acisclo venció en las elecciones. Don Jaime Pimentel salió diputado por una gran mayoría. Algunos quieren dar a entender que D. Acisclo hizo mil tramoyas y falsedades; pero nada se pudo probar, y por consiguiente no debemos creerlo.

Raimundo las recogió con cuidado, deshizo luego el ramo que traía, esparció las frescas flores sobre la tumba, y con la misma cuerda hizo otro ramo con las marchitas. Con éste en una mano y el sombrero en la otra, permaneció otra vez algún tiempo de pie contemplando con ojos húmedos aquella sepultura.

Entregó con absoluta indiferencia el fruto de sus amores y juró interiormente no verlo más en la vida. D. Félix, que se hallaba á la sazón en Oviedo, lo recogió y se encargó de llevarlo á criar á la montaña. Pero la casualidad hizo que sus convecinos el tío Goro y Felicia pudieran prohijar aquella desgraciada niña.

Señora, por Dios, no me eche usted así dijo Clara, poniéndose de rodillas y cruzando las manos. A estas horas ... sola ... yo no conozco á nadie ... ¿Qué va á ser de ? ¿A dónde voy? Espere usted, por la Virgen Santísima, á que venga don Elías, que, siendo huérfana, me recogió.... El no me abandonará de este modo ... Estoy segura. Nada, nada. ¿Aun espera usted engañarle otra vez?

¡Oh aquella mirada!... Fué para el ingeniero lo mejor de la entrevista, y la recogió en su memoria, esforzándose por conservarla con toda su luz, para que le acompañase en las largas horas que pasaba allá en la fundición entregado á la vida de los recuerdos. Sanabre se convencía de que era amado por Pepita. Su mirada, su voz, valían más que todos los papeles preciosos que guardaba en su despacho.

32 Entonces el pueblo estuvo levantado todo aquel día, y toda la noche, y todo el día siguiente, y recogieron codornices; el que menos, recogió diez montones; y las tendieron para a lo largo en derredor del campamento.

Lejos de darse a ellos, como hubiese hecho cualquier adorador impaciente y conste que la impaciencia es el error que malogra más victorias amorosas , don Juan se recogió a reflexionar con frialdad sobre la situación, ni más ni menos que podría un filósofo meditar sobre la ruina de un imperio.

Palabra del Dia

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