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Actualizado: 17 de mayo de 2025


¡Un vapor, un vapor! gritó azorado un muchacho, señalando, detrás de un recodo del río, una débil columna de humo que se dibujaba en el azul transparente del cielo.

Tal parece á cada momento, á la vuelta de un recodo brusco, que va la diligencia á salvar un precipicio saltando de un cerro á otro, según es de accidentado el terreno. Así se anda de sorpresa en sorpresa. No he visto nada tan romántico, tan ásperamente hermoso y triste como aquellas reducidas planicies de la Sierra-Nevada, que parecen lechos de lagos disecados hace muchísimos siglos.

Al dar la vuelta á un recodo de la huerta sintió de improviso en su cuello un aliento cálido y una voz le dijo al oído muy quedo: Recuerda que has agraviado á miss Florencia. Y vió que una sombra se alejaba de ella para unirse otra vez al grupo de los paseantes. Se estremeció fuertemente, detuvo el paso, y la rosa mutilada cayó de sus manos. Octavio se le acercó en aquel momento.

Aquella noche tuve la flaqueza, que acaso el lector encuentre perdonable, de irme a eso de las once y media hacia la calle de Argote de Molina. Cuando emprendí el camino no sabía fijamente qué es lo que allí iba a hacer. Muy pronto quedó determinado en mi cerebro. Avancé cautelosamente por ella, y al llegar al recodo desde donde podía verse la casa de Gloria, me detuve. El corazón me daba saltos.

¡Pero cuál no sería su sorpresa cuando, al volverse para salir, vio al loco Yégof aparecer por un recodo del sendero y dirigirse hacia él, a la clara luz de la Luna!

Con frecuencia se destacan al volver un recodo pequeños caseríos miserables, compuestos de chozas negras, deprimidas y desmanteladas, que revelan muy poco bienestar y demasiada incuria. La mayor parte de esas casuchas raquíticas son de adobes ó piedras brutas mal unidas, cubiertas de paja ó de tejas destrozadas, que las lluvias y el viento han agujereado por todas partes.

El batallón, al partir, siguió el camino que atravesaba Longueval y pasaba ante la casa del doctor. Madama Reynaud y Juan esperaban a la orilla del camino. El niño se arrojó en los brazos de su padre: «Llévame, papá, llévameLa madre lloraba. El doctor los abrazó fuertemente a los dos, y continuó su marcha. A cien pasos de allí el camino hacía un recodo.

Y en este, antes de volver á juntarse con el primero, acaso entrará el rio Guabis, que corre desde los pueblos de los Chiquitos hácia el oriente, á no ser que el Guabis entre en un recodo de la laguna del Caracará, que se comunica con el rio Paraguay casi en la parte inferior de los Xarayes.

En los cristales: Trajes de casa y de librea. En un recodo que hace la calle: Al palacio de cristal. Más arriba: Al palacio de cristal. Vestidos para hombres y niños. Más abajo, en un cuadro de hoja de lata ó de metal dorado: Vestidos para hombres y trajes para niños. Este aviso está en francés, inglés y aleman. Sobre otra puerta: Al palacio de cristal. Ropas de casa.

Para mayor precaución cargaron con todas las municiones, no queriendo dejarlas en la barca, que, aunque bien escondida, corría el peligro de ser descubierta y saqueada. ¡A tierra! exclamó el Capitán. Por el recodo del río había aparecido una piragua tripulada por muchos hombres, y detrás se veía ya la proa de otra.

Palabra del Dia

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