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Actualizado: 25 de junio de 2025
¿Otro ejemplo? ¡Nada convence tanto como la ejemplificación!... Un caballero se enamora de una mujer, y ve de repente, o poco a poco, que la mujer no lo quiere; pues toma de su imaginación el color complementario que se necesita, color... «indiferencia»... o mejor aún: color... «reciprocidad», y al instante «verá» que él tampoco la quiere y Melchor terminó con una vibrante carcajada.
Inspectores de la Compañía Transatlántica que iban a Méjico y Centro América, guatemaltecos, costariqueños, peruanos, todo ese mundo del Norte, tan diferente del nuestro, que no nos hace el honor de conocernos y a quienes pagamos con religiosa reciprocidad. A la mañana siguiente de la salida de la Guayra, llegamos a Puerto Cabello, cuya rada me hizo suspirar de envidia.
En materia de amor lo principal es el amor, verdad harto inocente que sólo desconoce la casamentera. Todo lo demás es circunstancial y accesorio. Fortuna, belleza, equivalencia de posición social, todo es inútil si falta lo esencial, la reciprocidad de un intenso afecto, la afinidad de las almas, la adhesión recíproca de los corazones.
Empinándose desde el vecino mar, como si quisieran ceñirle en un abrazo, le salpicaban las olas con su espuma. Y una libertad paradisial, una inmensa reciprocidad de confianzas, mantenían por dondequiera la animación de una fiesta inextinguible...
¡Se atreve M. Arago á hablar de humanidad! ¡Válgame Dios, y cómo se escribe la historia! En la infinidad de naufragios, en el sinnúmero de siniestros que por su situación ha presenciado Guajan, jamás han dejado sus habitantes y sus Gobernadores, de hacer muchísimo más de lo que dicta la caridad oficial y la reciprocidad del derecho de gentes. Lea M. Arago el naufragio de su compatriota Mme.
Don Quintín se relajó en el cuidado y vigilancia de Cristeta, quien, a decir verdad, no lo sentía, porque mientras estaba con don Juan, para nada se acordaba de su tío y éste, prescindiendo de su sobrina, como en justa reciprocidad, siempre andaba en busca o en espera de Mariquita.
Y si una concordia superior pudiera vislumbrarse desde nuestros días como la fórmula de un porvenir lejano, ella no sería debida a la imitación unilateral que diría Tarde de una raza por otra, sino a la reciprocidad de sus influencias y al atinado concierto de los atributos en que se funda la gloria de las dos.
Era costumbre de los dañadores pasar los cursos de agua llevando a cuestas al compañero. Al regreso, el camarada que pasaba a lomos prestaba igual servicio, y así la mojadura repartíase entre todos por igual. Únicamente los enfermos, los que iban a la caza convalecientes o con fiebre, estaban exentos de esta reciprocidad.
Fernando buscó un taburete para sentarse a los pies de la niña, y como si cediera a un impulso contenido y frenético, con una embriaguez de palabras ardorosas, la habló de amarla mucho y amarla siempre. Ella aturdida, hechizada, se dejó inflamar en aquel fuego divino que ya había prendido en su corazón, y respondió a la querella amorosa con una encantadora reciprocidad de promesas.
Es la segunda razón, porque, el diputado natural, aun cuando no esté en el poder, logra que muchos de sus ahijados se sostengan en sus empleos, y hasta suele darlos flamantes, ya porque los fueros de diputado natural le habilitan para todo, ya porque le sobran amigos en los Ministerios, y ya porque los mismos ministros, sus contrarios, le atienden y consideran, esperando la reciprocidad para cuando estén ellos caídos.
Palabra del Dia
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