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Actualizado: 10 de julio de 2025
Mirósela y vio que todavía sangraba del golpe, pero entre sus dedos lucía una hoja de acero. No pudo recordar cuándo ni cómo vino a su poder. La persona que le sujetaba por la mano, era el señor Morfeo, que arrastró al maestro hacia la puerta, pero éste se resistía y se esforzó en articular el nombre de «Melisa», tan bien como lo permitía su boca contraída y convulsa.
Después de esto, el llamado Milord rogó al médico, que ya que estaba en Labarga, se llegase á la cantina de Tocino, el capataz de su confianza, que llevaba varios días inmóvil en la cama por el reuma. Aresti se resistía alegando su viaje á Bilbao. Un momento nada más, don Luis: entrar y salir.
Paz, paz, entran diciendo con voz alta, El nombre Don Antonio, y apellido Invocan, que no hizo alguna falta A su negocio: luego el afligido Y triste pueblo, viendo como falta La fuerza, á su diccion quedó rendido. Un mancebo murió, que resistia: Machado lo causó, bien se decia.
Anda, Rafaé dijo ella con la precipitación del miedo; márchate en seguía. Amanece, y mi padre se levanta pronto. Además, no tardarán en salir los viñadores. ¿Qué dirían si nos viesen a estas horas?... Pero Rafael se resistía a irse. ¡Tan pronto! ¡Después de una noche tan dulce!... La muchacha se impacientaba. ¿Para qué hacerla sufrir, si se verían pronto?
Yo me resistía, sabiendo que es usted una persona decente que sentirá mi presencia como lo peor que haya podido ocurrirle en esta casa. El joven se sintió desarmado por tanta humildad. No, señor; yo estoy acostumbrado a todo dijo con ironía . ¡Se hacen en esta casa tan buenas amistades, que una más nada importa! Además, usted no parece mala persona.
Abrió, y entró la india, diciendo que venía a arreglar la pieza, pero él quiso despedirla, porque ya no valía la pena. Mira, deja las cosas revueltas como están, y vete. La tomó del brazo y empujóla hacia la puerta; ella se resistía, mirando al joven con sus ojos extraños.
Si alguien los enfermos o el doctor se resistía a visitarle, recurría a pequeñas astucias: aseguraba que en su cuarto había un ruiseñor que cantaba admirablemente. De esta manera procuraba atraer gente a su habitación. Los enfermos estaban tan encantados como él de su aposento, y cuando les daba por elogiar la clínica, hablaban de él en primer término.
Después, buscando en la biblioteca, halló el Genio del Cristianismo, que fue una revelación para ella. Probar la religión por la belleza, le pareció la mejor ocurrencia del mundo. Si su razón se resistía a los argumentos de Chateaubriand, pronto la fantasía se declaraba vencida y con ella el albedrío.
El orador hablaba bien, sin duda: grandes aclamaciones acogían sus palabras; pero los continuos empellones, los gritos de los pisoteados y estrujados no permitían á aquél expresarse con desahogo. Algunos pedían silencio; pero el silencio en toda la plaza era imposible. A lo mejor, los que en el arco discutían con la autoridad, retrocedieron al ver que la tropa resistía.
Lord Gray ha tiempo que quería sacarme de la casa; yo me resistía; mas al fin tanto pensé en ello, tanto discurrí sobre aquel gran pecado a que él me quería inducir, que se me clavó dentro de la cabeza la idea de cometerle, y sin saber cómo lo cometí. ¿Por qué no te echaste en mis brazos para impedirme salir? Ahora vengo a que me fortalezcas.
Palabra del Dia
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