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Actualizado: 26 de mayo de 2025
¡Sois tan poco razonable! Sí, es cierto, por haber gritado así por la portezuela; pero no por considerarme feliz al pensar que vamos a vivir solas las dos, en completa libertad. ¡Solas! No tan solas como os imagináis. Por lo pronto, hoy recibiremos dos personas a comer con nosotras. ¡Ah! es verdad, pero no me disgusta mucho volver a ver esas dos personas.
Puede que tenga en realidad la culpa el loco de su marido. Yo creo que mi suegro nada tiene de loco, D. Miguel se apresuró a decir Mario. Aunque un poco difuso en sus explicaciones, siempre le he hallado muy razonable. Y además, crea usted que es bastante instruído y que tiene un corazón excelente.
Estaba yo tan nerviosa por las interminables discusiones que había tenido que sostener con la abuela en los últimos días, que me eché a llorar. Genoveva me abrazó. ¡Oh! no llores, Magdalena... Qué niña eres... Nadie te obliga a casarte... Sé razonable... Razonable... Que si quieres... Cada vez lloraba más... La de Ribert parecía consternada y Genoveva, para consolarme, acabó por llorar también.
No se me ocurre ni una palabra de consejo que darle. Mejor que yo sabe usted qué azar se corre en este partido... El que usted tome será el único razonable: la estima que yo le doy y la amistad que usted me profesa no permiten dudarlo. Me separé de ella desconcertado y renuncié, desde luego, a ciertos extremos que nos separarían para siempre cuando ninguno de los dos lo deseaba.
Y levantándose entonces de la silla se dirigió hacia su madre con los ojos echando chispas, y haciendo la cruz como para persignarse, dijo solemnemente: Por esta cruz lo juro: yo me vengaré. Ella se acordará de mi durante toda su asquerosa vida o me han de borrar el nombre que tengo. Sí, hija mía repuso Juana , véngate, véngate. Nada más natural y razonable, pero sin hacer ninguna barrabasada.
La lucha entre su voluntad razonable y su inclinación había durado bastante. Al fin, la voluntad sometida llevó, aunque tarde, a la tertulia de los poyetes a toda la persona de don Paco. La picara casualidad hizo que al bajar don Paco subiese Juanita, según hemos dicho. Era ya de noche. El cielo estaba despejado, pero sin luna.
Me sentía arrebatada por un vértigo de muerte. Sorege me dijo: Siento mucho haber prevenido á usted, porque me parece dispuesta á hacer tonterías. ¡Vamos! cálmese usted. Después de comer vendré á ver si esta más tranquila y espero encontrarla razonable.
Mi amigo Rafael Pombo, uno de los primeros poetas del habla española, pasa su vida mirando al Capitolio y haciendo proyectos de reformas. Los ministros le tiemblan cuando lo ven aparecer en el despacho con su rollo bajo el brazo. Pombo quiere sacar las columnas a la calle, hacer un peristilo, algo razonable y elegante.
Esto se comprende, habiendo causas externas de lo que se llaman sensaciones: pero si estas se reducen á simples fenómenos internos, no se puede señalar un motivo razonable.
No tengo más que una camisa, que Nicanora, naturalmente, me lava ciertas y determinadas noches mientras duermo, para ponérmela por la mañana... pero no me importa. Anden mis niños abrigados, y a mí que me parta una pulmonía. Yo no tengo niños dijo la dama con tanta pena como el otro al decir «no tengo camisa». Maravillábase Jacinta de lo muy razonable que estaba el corredor de obras.
Palabra del Dia
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