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Yo contemplaba esto, preguntándome si la terrible imagen estaba realmente ante mis ojos, o dentro de ellos, cuando Santorcaz exclamó de improviso: ¡Miradle, miradle allí! ¿Le veis? ¡Estúpidos! ¡Y queréis luchar con este rayo de la guerra, con este enviado de Dios que viene a transformar a los pueblos!

Yo creo dijo Stein que es por todo eso y además por el carácter nacional. El español pobre, que se contenta con un pedazo de pan, una naranja y un rayo de sol, está en armonía con el patricio que se contenta casi siempre con su destino y se convierte en noble Procusto moral de mismo, nivelando sus aspiraciones y su bienestar con su situación.

Apartó los ojos con horror. Del cielo viene el rayo que nos abate, del mar viene la ola que nos traga, del campo la dentellada de la fiera o la puñalada del bandido. ¡Pero de allí...! ¡ah, de allí viene el daño que no puede explicarse, la agonía sin muerte, el dolor increíble! Permaneció algún tiempo perdido enteramente en una meditación profunda.

Entonces repuso la señorita, irá usted en la americana. Al mismo tiempo dirigió por primera vez sus ojos hacia , y lanzándome una mirada en que vi estallar el rayo: Señor Odiot dijo con una voz breve de mandato, vaya á decir que preparen el carruaje.

Despejose al oír esto la fisonomía del caballero. Brilló un rayo de alegría en sus ojos y dijo tomando de la mano a su ex-querida y atrayéndola hacia el pobre sofá de paja que allí había. Sentémonos, Amalia.

Una penumbra lívida y brumosa era el día austral, repitiéndose semanas y semanas sin el menor rayo de claridad, como si el sol se hubiese alejado para siempre de la tierra.

Recorriendo va á galope Las legiones desbandadas Gritando: «Tenéis espadas; «Venid, morid con honorSereno á su lado marcha Crammer, valiente soldado, Hijo de un pueblo esforzado, Y de grande corazon. Los cobardes no se ponen Al alcance de la lanza, Porque siembra la matanza Como el rayo destructor.

Cuando llegábamos á bordo del vapor que nos condujo desde Alpenach eran las once de la mañana, y bajo un cielo lleno de esplendor brillaban bajo el rayo casi perpendicular del sol el lago y el rio, sus muelles y puentes, los grandes y bellos edificios modernos que dominan un ancho malecon en escuadra, los campanarios de la catedral y otras iglesias, y las numerosas torres feudales y bastiones de las murallas almenadas que rodean la ciudad.

Un observador oculto é inteligente hubiera advertido tal vez que en aquel mutuo rayo por una y otra lanzado, se examinaron, se despreciaron, cambiando como una expresión de rencor que cada una lanzó para la otra.

El miedo ciego de Santo Tomás le hacía concebir una justicia ciega de la Divinidad porque por su culpa Dios desencadenaba una tempestad y prodigaba el rayo que naturalmente dañaba y molestaba a un gran número de personas que sufrían por causa de las culpas del Santo.