Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de junio de 2025
Hay fragmentos de montañas cuyo aspecto recuerda ahora el de ciudades desiertas, con calles húmedas y sinuosas, murallas almenadas, torres, torrecillas dominadoras, caprichosas estatuas. Aún recuerdo la impresión de asombro, próximo al espanto, que sentí al acercarme á la salida de un alfoz invadido ya por las sombras de la noche.
El jardín, encerrado entre tapias almenadas lindantes con la muralla de mar, estremecíase de la mañana a la noche bajo el estrépito de las detonaciones. Huían los pájaros con medroso aleteo; trepaban por los agrietados muros verdosos lagartos, ocultándose entre las capas de hiedra; trotaban los gatos por las avenidas con un galope de terror.
Por entre esta arboleda sobresalían las almenadas murallas de la ciudad, con sus robustos torreones, la pequeña iglesia de San Juan de Acre, á la sazón recientemente reedificada, el templo y monasterio de Santiago de los Caballeros, la elegantísima atalaya, que decimos todavía de Don Fadrique, enclavada en el jardín del convento de Santa Clara, y por último, á los lejos, la sombría mole del real monasterio de San Clemente.
Vienen de la Ville-des-Baux. ¡Seis leguas largas para sentarse una hora en las gradas de San Trofino y vender paquetitos de hierbas medicinales recolectadas en la montaña!... Divisamos ya las murallas de Arlés; murallas bajas y almenadas, como se ven en las estampas antiguas, donde aparecen guerreros armados de lanzas sobre terraplenes menores que ellos.
De todo lo cual apenas quedaban vestigios: las armas de la casa, trazadas con mirto en el suelo, eran ahora intrincado matorral de bojes, donde ni la vista más lince distinguiría rastro de los lobos, pinos, torres almenadas, roeles y otros emblemas que campeaban en el preclaro blasón de los Ulloas; y, sin embargo, persistía en la confusa masa no sé qué aire de cosa plantada adrede y con arte.
El título de Barón, y ese nombre con rastrillo, con barbacana y con torres almenadas, Pontournant, le fascinaba por su aire de la edad media y hubiera querido llevarle.
Cayeron las murallas almenadas, las torres de homenage y vela, los parapetos y matacanes, los puentes levadizos y toda clase de defensas: cegáronse los fosos, abriéronse las puertas, rasgáronse y ensancháronse las angostas lumbreras. El feudalismo derribaba sus fortalezas por sus propias manos prodigando sus tesoros á los artistas para que se las trasformasen en risueños y elegantes palacios.
Cuando llegábamos á bordo del vapor que nos condujo desde Alpenach eran las once de la mañana, y bajo un cielo lleno de esplendor brillaban bajo el rayo casi perpendicular del sol el lago y el rio, sus muelles y puentes, los grandes y bellos edificios modernos que dominan un ancho malecon en escuadra, los campanarios de la catedral y otras iglesias, y las numerosas torres feudales y bastiones de las murallas almenadas que rodean la ciudad.
La había ceñido de altas torres almenadas y de fuertes y gruesos muros; había edificado, sobre gigantescos sillares, en la cumbre del monte Moria, donde fue el sacrificio de Abraham, el maravilloso y único templo del Dios único, y había coronado las alturas de Sion con inexpugnable ciudadela y con alcázar suntuoso.
Era como un decorado de teatro, partido en varios términos: primero las «villas» sueltas rodeadas de árboles, con balaustres blancos y chorreando flores sus murallas; luego el núcleo de Monte-Carlo, sus hoteles enormes erizados de cúpulas y torrecillas, y en el fondo, esfumados por la distancia y el polvo dorado flotante en la atmósfera, el peñón de Mónaco y sus paseos, la enorme masa del Museo Oceanográfico, la catedral, de un blanco crudo y reciente, y las torres cuadradas y almenadas del palacio del Príncipe.
Palabra del Dia
Otros Mirando