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Actualizado: 22 de junio de 2025


Todos son ustedes iguales. Hoy ésta, mañana la otra... Mariquilla está fuera, y se habrá usted dicho: «Vamos a ver a lo que sabe su amiga». ¡Qué mal pensada! Verdad que tiene usted disculpa, porque como está usted tan guapa, no haría ningún disparate quien se volviese loco por usted. Las miradas de Carolina eran incendiarias; don Quintín empezaba a olvidarse de Mariquilla.

Era mujer de cuarenta y tantos años, gruesa, ex guapa, en buen estado de conservación, aunque algo ajada, y con más experiencia de los hombres de la que a don Quintín hubiera entonces convenido.

Ella le vio marchar entre satisfecha y desconfiada... ¿Sería aquella una verdadera conquista, al menos una ayuda para pagar la casa? ¡Y qué lástima que el diablo del hombre no tuviera veinte años menos! Don Quintín salió a la calle tan engreído y hueco como mujer fea a quien por casualidad chicolean en paseo. La cosa lo merecía.

Aquí a don Juan se le alegra la mirada de un modo apenas perceptible, y rueda por sus labios una sonrisa. Prosigue don Quintín: En seguida, o poco después, vino lo del casorio con Martínez que, según mis noticias, es un animalote ordinario que se chifló atrozmente por ella. Don Juan se pone muy serio y escucha con mayor interés.

Don Quintín representaba la comedia por imposición y encargo ajeno; pero al mismo tiempo, le sonreía la perspectiva de aquella venganza que había imaginado; además, si lo de la empresa teatral fuese recurso cierto, ideado por don Juan para entenderse con Cristeta, también de esto sacaría él partido, procurando el ajuste de Carola.

Benigno, servilleta al hombro, se dirige hacia la puerta poniéndose los guantes blancos de algodoncillo. Don Quintín, de levita, prestada y archicumplida, entra escamado, receloso, pero sonriente y haciendo cortesías.

Y he de vengar en campaña la injuria que recibí. Diéronle á mi padre muerte En San Quintín. Está muy desvanecido Con las Indias el de España. No ha hecho jamás hazaña A quien respete el olvido. ¿Descolorido no ves Al Duque? ¿Quién lo está menos? Piensa el rey de España que es El mayor; mas su arrogancia Le engaña su parecer, Pues aún no merece ser vasallo del rey de Francia.

Felipe II solía decir: «El tiempo y yo para otros dos»; Cristeta, se contentó con murmurar: «Haré lo que puedaCapítulo XII Siguen, Cristeta enamorada, don Quintín echándose a perder, y don Juan sin sospechar la que le espera Cuando, pasados algunos días, se convenció Cristeta de que don Juan no se acordaba de ella para escribirle cuatro líneas, su tristeza rayó en melancolía.

Puede que sea usted el único que no me dijo en el teatro «buenos ojos tienes». ¡Andaba usted tan embobado con aquélla! Aquí le pareció a don Quintín que para averiguar algo debía emplear juntamente la sagacidad y la galantería, por lo cual añadió: ¿Qué quería usted? ¿Qué anduviese a la greña con todos los que la solicitaban? ¡Buen trabajo! Hubiese tenido que pelearme con ciento y la madre.

Si la techada principal, la iglesia y la Biblioteca tienen mil preciosidades, la grande escalera del palacio es un famoso monumento, notablemente por los gigantescos frescos históricos que representan la batalla de San Quintin en Francia y los personajes mas importantes del Escorial, como Cárlos V, Felipe II, etc.

Palabra del Dia

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