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Actualizado: 1 de julio de 2025


Entretanto, ¿era el noble afán de purgar aquella atmósfera de ciertas impurezas lo que movía a los acusadores a descubrir tales gatuperios? No por cierto: era siempre el espíritu de partido; o mejor, el odio de partida; pues frecuentemente se promovían estos edificantes debates entre dos agrupaciones que, juntas y en amigable inteligencia, habían saboreado poco antes las dulzuras del presupuesto.

Hallándome en Moxos en 1832, don Carmelo Rivera, gobernador interino de la provincia, trató de reprimir los desórdenes y purgar el pais de esos empleados especuladores y poco honrados, tomando para ello una medida enérgica.

Escribo esta tradición para purgar un pecado gordo que contra la historia y la literatura cometí cuando muchacho. Contaba dieciocho años y hacía pinicos de escritor y de poeta. Mi sueño dorado era oír, entre los aplausos de un público bonachón, los destemplados gritos: ¡el autor! ¡el autor!

, amiga mía, la sangre que se vierte en ciertas batallas, es como el rayo que viene á purgar el ambiente de otro horizonte, el aire de otra atmósfera: es un dolor que debemos sufrir, cuando llega la hora de los dolores; es una lágrima que otra madre derrama por sus hijos. La madre que lloraba en el puente Nuevo, se llama mujer.

Tiene razón Pablo. ¡Siempre has de aguar todas las fiestas!... ¡Jesús qué criatura!... Lo que es el hombre que te lleve, algún pecado gordo tiene que purgar. En aquel momento apareció en la puerta de la estancia Gonzalo, quien se dobló como un arco para dar la mano a su futura suegra, a Ventura y a Cecilia. Esta se puso seria.

Nos avinimos, pues, á purgar el delito de ser inconvenientes, y perdonamos sin pesadumbre aquel inocente conato de la cultura parisiense. Sobre esto dijimos algunas palabras mi mujer y yo, y los caballeros garçones que nos circuian estrechamente, formando en el espejo un grupo de cinco personas, una mesa y varios cubiertos, fallaron de propia autoridad que debiamos ser italianos.

Dios perdone sus pecados, y quiera darme tiempo a mesmo para purgar los míos en esta santa casa de religiosos. ¿Y cuál ha sido su muerte? volvió a preguntar la doncella, con expresión tímida y ansiosa, sentándose en el extremo del escaño. Su muerte respondió el novicio dice harto bien lo que fue su contrición.

Somos los autores más antiguos españoles de comedias, autos, pastorales, coloquios, églogas, diálogos y entremeses; pero si bien cada uno de nosotros se vanagloría de haber sido en su tiempo el único y famoso, venimos aquí, ahora, después de haber oído ayer la oración fúnebre de Marín sobre la muerte del fénix Lope de Vega, como almas pecadoras, y nos postramos arrepentidos á tus pies para pedirte dos cosas: la primera, que mandes quemar todas nuestras obras, escritas hace cuarenta años; y la segunda, que des orden de purgar con ruibarbo á las compuestas desde entonces hasta el día, para que se purifiquen en lo posible de la grosería y rusticidad de sus pasajes serios, y de la frialdad y escasa animación de los burlescos.

De éstas no sabe más que lo que a la suya se refiere, y como ésta no ve mucho más allá de sus narices... de ahí que... ¡tente pluma! ¿Cómo es posible que un hombre de tan corta vista logre entender que el fin moral de la tragedia es purgar nuestras pasiones por medio de la compasión y del terror, mientras que el de la comedia es corregir nuestros vicios por medio del ridículo?

Antonio se rió y solamente dijo: ¡Ah! Mañana te lo presentaré. Nos apeamos de nuestras caballerías en un amplio portal, y después de las presentaciones del tenedor de libros y otros dependientes de la hacienda, en el "purgar", o sea oficina principal, subimos a tomar una ligerísima cena, para arrojarnos en seguida en los codiciados brazos de Morfeo.

Palabra del Dia

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