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Actualizado: 22 de mayo de 2025


Por fin, el dueño de casa entreabrió la puerta de la pulpería, tendió el oído, y como hombre habituado a esos pequeños incidentes de la vida, se dio vuelta tranquilamente y dijo a la mujer que despachaba en el mostrador: Ruperta, dame la alpargata. Si aquel hombre hubiera dicho: «dame una alpargata», no me habría llamado la atención.

De la noche a la mañana traspasó, pues, la pulpería, y con los reales que el negocio le produjo se trasladó a Chile, donde en Valdivia puso una cantina. ¡Qué fortuna la de las anchovetas! En vez de ir al puchero se las deja tranquilamente en el agua.

940 "Este es otro barullero que pasa en la pulpería predicando noche y día y anarquizando a la gente: irás en el contingente por tamaña picardía." 941 "Dende la anterior remesa vos andás medio perdido; la autoridá no ha podido jamás hacerte votar: cuando te mandan llamar te pasás a otro partido."

Estábase incubando hacía tiempo en la República la guerra civil; Rivadavia la había visto venir, pálida, frenética, armada de tea y puñales; Facundo, el caudillo más joven y emprendedor, había paseado sus hordas por las faldas de los Andes, y encerrádose a su pesar en su guarida; Rosas, en Buenos Aires, tenía ya su trabajo maduro y en estado de ponerlo en exhibición; era una obra de diez años realizada en derredor del fogón del gaucho, en la pulpería al lado del cantor.

Peleando en una pulpería una noche había muerto a su hermano, confundiéndolo con su adversario, en medio de un entrevero; tiempo después llegaba tarde de la noche a su rancho, y viendo un hombre junto a la puerta, simuló pasar de largo por el camino, para sorprender mejor; descendió del caballo y agazapándose entre las cicutas se dirigió hacia aquel hombre que iba a robarle su felicidad; los perros no se sentían...

Este mismo mayordomo debería comprar y pagar el hilo que las indias hilasen y quisiesen vender, arreglando los precios según sus calidades, que en mi inteligencia debía pagárseles a 3 reales la libra de pabilo, a 4 la de hilo para lienzo grueso, a 7 el de mediano, a 12 el de fino y a 16 el superfino, y venderlos en la pulpería a medio real la libra de algodón en rama, o a 10 reales la arroba, en el supuesto de que se les compraría a 8 reales la arroba del que quisiesen vender de sus cosechas.

Facundo, al fin de un año de trabajo asiduo, pidió su salario, que ascendía a sesenta pesos; montó en su caballo sin saber adónde iba, vió gente en una pulpería, desmontóse y alargando la mano sobre el grupo que rodeaba al tallador, puso sus sesenta pesos a una carta; perdiólos y montó de nuevo marchando sin dirección fija, hasta que a poco andar, un juez Toledo, que acertaba a pasar a la sazón, le detuvo para pedirle su papeleta de conchavo.

Decididamente, hoy me ahorco. Y con la única peseta columnaria que le quedaba en el bolsillo, se dirigió al ventorrillo o pulpería de la esquina y compró cuatro varas de cuerda fuerte y nueva, lujo muy excusable en quien se prometía no tener ya otros en la vida. ¿Y qué virrey gobernaba entonces?

Unos en el suelo, otros en catres, dos o tres hamacas pendientes del techo, aquí un desvelado, allí un hombre feliz, dormido ya como una piedra, aquel que prolongaba su toilette de noche a la luz de un candil mortecino por cuya extinción suspirábamos, y al través de la puerta de la pulpería, el confuso ruido de nuestros portadores y sirvientes, que pretendían matar la noche alegremente.

Dentro de la casa principal debería destinarse una pieza a propósito para poner en ella una tienda o pulpería a cargo de algún español o indio a propósito asalariado, en la que se vendiese de toda clase de comestibles y menudencias de diaria necesidad, entregando por cuenta todo lo que allí se había de vender, y recogiendo cada sábado el dinero que rindiesen las ventas de la semana, el que asimismo debería colocarse en el almacén en caja de tres llaves, que debería haber con libro en ella de entradas y salidas de dinero, con las mismas formalidades que el de los frutos y efectos; y cada cuatro meses, o cuando el factor tuviera por conveniente, tomaría cuentas finales de esta pulpería para conocer el estado de ella y de su manejo, avisando de sus resultas al gobierno.

Palabra del Dia

ciencuenta

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