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Actualizado: 24 de noviembre de 2025
El Faro de Sarrió, en su afán de morder a todos los socios del Camarote, a sus parientes y amigos, la había emprendido desde hacía tres o cuatro meses, con la esposa de Marín. Salieron a relucir todos los secretos domésticos; la vida del matrimonio, la dependencia y degradación de Marín fueron puestas en caricatura.
Pero las reliquias, las ruinas que más impresión producían, eran las tres damas nobles y deterioradas que allí vivían, y que en el momento de nuestra historia, correspondiente á este capítulo, estaban sentadas en la sala, puestas en fila. María de la Paz, la más vieja, en el centro; las otras dos á los lados.
Acabó la escena, como tantas otras del teatro en que se fingen estos pasajes de la vida humana, «oyéndose pasos» afuera, y saliendo nosotros, gesticulando y diciendo sandeces «para disimular, al encuentro de los que llegaban. Y puestas aquí las cosas ya, ¿qué hacer?
Esa era la ocasión en que las bellas damas que iban a caballo mandaban de antemano cajas que contenían algo más que sus trajes del baile. La fiesta, en efecto, no debía durar sólo una noche, como las mezquinas diversiones de la ciudad, en que todas las provisiones de boca son puestas de una sola vez en la mesa, y en que la lencería es insuficiente.
Una vez puestas las rajas sobre el lecho del modo más adecuado, la niña se puso a extender nuevas capas de pasta sobre el jamón. Ricardo ya no la ayudaba; al parecer, se había cansado.
El entonces dijo al carretero: Vuelve tu mano, y sácame del campo, porque estoy herido. 34 Y arreció la batalla aquel día; mas el rey de Israel estuvo en pie en el carro enfrente de los sirios hasta la tarde, y murió a puestas del sol. 1 Y Josafat rey de Judá se volvió en paz a su casa en Jerusalén.
En fin, su segunda parte, siguiendo la tradución, comenzaba desta manera: Puestas y levantadas en alto las cortadoras espadas de los dos valerosos y enojados combatientes, no parecía sino que estaban amenazando al cielo, a la tierra y al abismo: tal era el denuedo y continente que tenían.
Habiendo considerado y revuelto muchas veces en mi memoria el gran gusto que recibe el humano entendimiento con la lectura de los varios y diversos acaecimientos de cosas, que aun por su variedad es la naturaleza bella; y que aquellas amplísimas provincias del Rio de la Plata estaban casi puestas en olvido, y su memoria sin razon obscurecida, procuré poner en escrito algo de lo que supe, entendì y vì en ellas, en veinticuatro años que en aquel nuevo orbe peregrinè: lo primero, por no parecer al malo é inutil siervo que abscondiò el talento recibido de su señor: lo segundo, porque el mundo tenga entera noticia y verdadera relacion del Rio de la Plata, cuyas provincias son tan grandes, con gentes tan belicosas, animales y fieras tan bravas, aves tan diferentes, víboras y serpientes que han tenido con hombres conflicto y pelea, peces de humana forma, y cosas tan exquisitas, que dejan en éxtasis
Deseosa de llegar antes, abandonó á la vaca y al ternerillo, y las dos bestias siguieron su marcha tranquilamente, como quien no se preocupa de las cosas ajenas y tiene el establo seguro. Pimentó estaba tendido á un lado de su barraca, fumando perezosamente, con la vista fija en tres varitas untadas con liga, puestas al sol, en torno de las cuales revoloteaban algunos pájaros.
La mujer es poco dada a pensar; mas cuando piensa despacio, ¡pobre del hombre! Las ropas que tenía puestas no eran lujosas; el ajuar del cuarto era mezquino, pero ella por la actitud y la expresión de su semblante, parecía una reina destronada, en el instante de concebir el irrevocable propósito de reconquistar lo perdido.
Palabra del Dia
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