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Actualizado: 26 de julio de 2025
Partían de los muelles escarchados y brumosos del Báltico; de los puertos ingleses negros de hulla, en cuyo ambiente grasoso flota un perfume de té y tabaco con opio; de las costas de Francia oceánica, que oponen sus bancos vivos de mariscos y los pinares de sus landas a los asaltos del fiero golfo de Gascuña; de las bahías de España, copas de tranquilo azul, en las que trenzan sus aleteos las gaviotas asustadas por el chirrido de una grúa o el mugido de una sirena; de las escalas del Mediterráneo, adormecidas bajo el sol; ciudades blancas con la alba crudeza de la cal o la suavidad aristocrática del mármol; ciudades que huelen en sus embarcaderos a hortalizas marchitas y frutos sazonados, y envían hasta los buques, con el viento de tierra, la respiración nupcial del naranjo, el incienso del almendro, rasgueos briosos de guitarra ibérica, gozoso repiqueteo de tamboril provenzal, arpegios lánguidos de mandolina italiana.
Pasó con las demoras la oportunidad de la jornada, que, según el consejo del Príncipe Doria, era en los meses de septiembre y octubre, por haber de ir la armada á costa peligrosa tan escasa de puertos como abundante en bajíos.
En cuya empresa se ha esmerado á competencia en la campaña el honor de los oficiales de estas Milicias, y el amor y constancia al real servicio de la tropa patricia y extrangera. Mendoza, y Abril 1.º de 1780. Informe de D. Basilio Villarino, Piloto de la Real Armada, sobre los puertos de la costa Patagónica.
Presento el mapa geográfico que V.E. fué servido mandarme ordenase de los terrenos descubiertos, lo que hice por las noticiar adquiridas, y planos que se han elevado de los nuevos puertos descubiertos: por él se conocerá la correspondencia que tienen unos con otros, y la que tiene esta capital con ellos.
Dice así: «Ni mi fortuna muda, Ver en tres lustros de mi edad primera Con la espada desnuda Al bravo portugués en la Tercera, Ni después, en las naves españolas, Del mar inglés los puertos y las olas.» La nimia precisión con que se expresa este poeta español, hablando de aquel tiempo, nos inclinaría acaso á interpretar las palabras tres lustros por quince años, y así se ha hecho, en efecto.
"Si alguna nacion intentára poblar este país, dice en un capítulo de su obra, podria ocasionar un perpetuo sobresalto á los españoles, por razon de que desde aquí se enviarian navios á la mar del sud, para destruir en él todos sus puertos, antes que tal cosa ó intencion se supiera en España, ni aun en Buenos Aires.
Ella comprendió la extrañeza del capitán al encontrarla en país enemigo; la inquietud que sentía por él mismo al ver á una espía en su buque. Miró en torno para convencerse de que estaban solos, y habló en voz baja. La doctora le había enviado á Francia para que «trabajase» en los puertos. A él solo podía revelar el secreto. Ulises se indignó ante esta confidencia.
Hállanse también en la costa S. los puertos de Virac y Calolbon, y el bajo Teresa donde se pierden con frecuencia las embarcaciones, y la punta Agojo en los 127° 45' longitud, 13° 48' latitud.
Renacían en su memoria las opiniones de la época sobre la línea equinoccial y lo que existía detrás de ella, doctrinas aprendidas en su vagabundaje por los conventos y los puertos, conversando con hombres de ciencia y navegantes. Para muchos, en el hemisferio del Austro estaba el Paraíso terrenal.
Algunos conocían la lengua española por haber navegado en bricks de Saint-Malo y Saint-Nazaire, yendo á los puertos de Argentina, Chile y Perú. Los que no podían entender las palabras del cocinero las adivinaban á través de sus gesticulaciones.
Palabra del Dia
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