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Actualizado: 13 de noviembre de 2025


Entonces Lázaro forzaba el trote de su cabalgadura, y llegando a la plaza del lugar, lo atravesaba rápidamente, sin reparar en las mujeres puercas y los chicuelos harapientos que le miraban, curiosos y asombrados, desde las ventanas y los umbrales de las puertas.

Abrió en silencio dos puertas, y al abrir la exterior, Juan se volvió y quiso hablar, como si le costase un violento sacrificio separarse de doña Clara. Es tarde... adiós, señor capitán, adiós. Hasta otro día dijo doña Clara, y cerró la puerta.

Sin embargo, bajo el ala protectora y la altiva tutoría de la señora Percival, Mabel había penetrado en el mejor y más elegante círculo social, cuyas puertas están siempre abiertas para la hija del millonario, y había dejado bien sentada su reputación como una de las debutantes más encantadoras de su season. ¡Cómo ha cambiado la sociedad en estos últimos diez años!

El general Angereau, que mandaba las tropas francesas, cesó el tiroteo junto a las mismas puertas de la ciudad; el alcalde capituló, dejando tiempo bastante a las tropas francesas para retirarse, lo cual verificaron por la puerta de la Guillotiere, al mediodía de la ciudad. Ni el menor desorden hubo en Lyón.

Los fuertes se armaban con nuevos cañones; desaparecían bajo los picos de la demolición oficial las casuchas elevadas en la zona de tiro durante los años de paz; los árboles de las avenidas exteriores caían cortados para ensanchar el horizonte; barricadas de sacos de tierra y de troncos obstruían las puertas de las antiguas murallas.

Tchernoff se acordó de sus vecinos, de aquella pareja que ocupaba el otro departamento interior detrás del estudio. Ya no sonaba el piano de ella. El ruso había percibido rumor de disputas, choque de puertas cerradas con violencia y los pasos del hombre, que se iba en plena noche, huyendo de los llantos femeniles.

Además, podía poseer igualmente el estudio notarial, oficina polvorienta, de muebles vetustos y grandes armarios con puertas alambradas y cortinillas verdes, tras de las cuales dormían los volúmenes del protocolo envueltos en becerro amarillento, con iniciales y números en los lomos. Don Esteban sabía bien lo que representaba su estudio.

En el lado del norte tenia un grande arco de herradura, correspondiente al muro de refuerzo de la prolongacion debida á aquel Califa; en el lado de oriente tenia una gran ventana de arco angrelado, y dos puertas pequeñas á los lados, que comunicaban á la tribuna embellecida por Almanzor; en el lado de mediodia ostentaba, haciendo gala del estilo bizantino del tiempo de Al-hakem, una combinacion de arcos de segmentos que se cruzaban en el espacio y formaban aspas de undosas cintas en los intercolumnios, en todo semejante á la decoracion que desplegaba enfrente el vestíbulo del Mihrab.

Soy la que, encerrada en los límites de la honestidad, vivió vida contenta hasta que, a las voces de tus importunidades, y, al parecer, justos y amorosos sentimientos, abrió las puertas de su recato y te entregó las llaves de su libertad: dádiva de ti tan mal agradecida, cual lo muestra bien claro haber sido forzoso hallarme en el lugar donde me hallas, y verte yo a ti de la manera que te veo.

Ultimamente, no verás hombres y mugeres juntos ni en el atrio ni dentro del templo: cada sexo tiene asignadas sus puertas para entrar en uno y otro, y sus departamentos ó secciones en el interior de la mezquita: la muger recoge el manto sobre su rostro dejando solo destapado un ojo , y hace sus abluciones separada de los hombres, porque en ella todo es pudendo, hasta los brazos y el cuello: todo, á escepcion de las manos, los piés y la cara.

Palabra del Dia

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