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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Mi amigo Aldama es uno de los literatos que pudiéramos llamar simplistas; pero en la estrecha esfera en que se mueve, pocos, poquísimos le aventajarán. Yo apetezco, sin embargo, un arte más alto. ¿No es verdad, señores, que es una tristeza el observar cuán pobre es la cultura de nuestras escuelas en elementos científicos?

señor; es un aforismo médico: ubi irritatio ibi fluxus. ¡Perfectamente! ¡Ubi irritatio... justo, ibi... fluxus! ¡Convencido! Pero aquí el nuevo influjo... ¿dónde está? Veo el otro, el clero, el jesuitismo... pero, ¿y este? ¿quién representa esta nueva influencia... esta nueva irritatio que pudiéramos decir?... Pues es bien claro. Nosotros.

De ella pudiéramos acusar á Felipe II, si dijo como se cuenta al saber la victoria de Lepanto, mucho ha aventurado D. Juan: pero la magnanimidad del mismo monarca se manifiesta cuando atribuye á los elementos desencadenados, y no al poder de sus enemigos ni á la torpeza de sus generales, la pérdida de la Armada invencible.

Era la suya una inteligencia perspicaz, minuciosa, penetrante; pero le faltaba grandeza e iniciativa en los negocios, aunque otra cosa pensasen los que le veían acometer empresas de excepcional importancia. El pensamiento primordial, la que pudiéramos llamar idea madre de un negocio, casi nunca nacía en su cerebro; le venía de afuera.

En la visión, que pudiéramos llamar cinematográfica, de los diez trancos o capítulos en que está dividido El Diablo Cojuelo, cada uno sabe a cosa diferente de los demás: son cuadros distintos e independientes entre , que no tienen de común sino la intervención, o la presencia cuando menos, de los dos héroes de la novela.

No puedes imaginarte, Amaury me dijo los crueles encantos que yo encuentro en la terrible enfermedad que tanto alarma a todo el mundo, pues me parece que no sólo mis sentidos corporales han duplicado su virtud de percibir, sino que en se han despertado nuevos sentidos que pudiéramos llamar sentidos del alma.

Amigo don Segis, ¿qué le parece a usted de ir a limpiar los mocos al hijo del Perinolo? ¡Grave! ¡grave! ¡grave! murmuró don Segis. Si pudiéramos darle una sopimpa, sin escándalo, se entiende... ¡Grave! ¡grave! A las once u once y media sale del café. Podemos esperarle por allí cerca y alumbrarle algunos coscorrones. ¡Grave! ¡grave! ¡grave! ¿Es usted un hombre o no lo es, don Segis?

Superior á la mayor alabanza fué la determinacion de Cortés; porque ¿quien pudo en ignotas Provincias, distando inmenso espacio de su patria, hechar á fondo sus navios, y escoger una muerte casi cierta por una victoria imposible, sino un varon á quien Dios con admirable providencia permitió que fuerse el que á su verdadero culto redujese la mayor parte de la tierra?. No quiero hacer juicio si éste, ó el de los Catalanes fué mayor hecho, porque pienso que son entreambos tan grandes, que fuera hacerles notable injuria, si para preferir alguno, buscaremos en el otro alguna parte menos ilustre, por donde le pudiéramos juzgar por inferior.

Y don Pablo contó el empleo de su día: De aquí, sin querer ver a ese desventurado niño, porque no podría verle, Casilda, no podría verle... ¡me ha destrozado el corazón! me fuí en busca del habilitado y del subsecretario y les dije no qué: hasta creo que he llorado... Mi intención era pedir un adelanto que, unido a lo que has recaudado con las alhajitas, pudiéramos ofrecerle a ese caimán de prestamista, que ya se contentaría con una parte ahora... y si no se contentaba, menudo escándalo le armaba yo, por andar en semejantes tratos con menores de edad; pues nada, hija; me hicieron tanto caso, como a un perro: que no podía ser, que la acefalía del Ministerio... ¡Mira por donde vine a lamentar no estuviera Eneene en su poltrona!

Yo corto aquí esta novela-proteo, que sería infinita; como son infinitos todos los sentimientos que se fermentan en almas solitarias, ora entre las cuatro paredes de una celda, ora dentro de los ruinosos muros de estas ciudades que pudiéramos denominar cementerios de vivos.

Palabra del Dia

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