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Actualizado: 26 de junio de 2025
Una vez alejado Pierrepont, abordó Elisa sin ambages el asunto a debatir con Beatriz; se guardó bien de hacerle ni el más leve reproche, acusándose a sí misma de haber sido ligera, imprevisora, mala consejera, proponiéndose ahora, antes de alejarse por muchos meses, reparar su imprudencia imperdonable; sabía que entre su amiga y el marqués nada existía de criminal, pero, al fin, en sus revelaciones, advertíase un algo de incorrecto, de equívoco, porque aquella sinceridad de los primeros tiempos, vano fuera ocultarlo, había desaparecido, y era imposible suponer que en adelante pudiesen continuar, sin alterar ya la tranquilidad o la estima de Beatriz, ya el honor de su propio marido; era, pues, de necesidad urgente poner remedio a ese estado de cosas, y el único remedio eficaz no podía ser otro sino el inmediato matrimonio de Pierrepont.
La caballería dió una carga para ensanchar el trozo de terreno libre y que el Hombre-Montaña pudiera levantarse, volviendo á su vivienda sin aplastar á los curiosos. Así terminó el trabajo barberil, y la muchedumbre empezó á retirarse satisfecha de lo que había visto y proponiéndose volver á presenciarlo tan pronto como lo anunciasen los periódicos.
Y que no olvidase comprar hilo, agujas y unas alpargatas para el pequeño. ¡Criatura más destrozona!... En el cajón de la mesita encontraría el dinero. Y mientras la madre daba una vuelta en la cama, dulcemente acariciada por el calor del estudi, proponiéndose dormir media hora más junto al enorme Batiste, que roncaba sonoramente, Roseta seguía sus evoluciones.
No había estado en Cuba, sino en Costa Rica, donde juntó una respetable fortuna; pero había pasado muchos años en el campo, sin comunicación apenas con Europa; escribió tres o cuatro veces por medio de los barcos que traficaban con Inglaterra y no obtuvo respuesta. Y siempre pensando en tornar a España al año siguiente, dejó de hacer averiguaciones proponiéndose darles una agradable sorpresa.
No existía tal plaza vacante en la secretaría, pero Rivera la inventó proponiéndose pagarle con una parte de su sueldo. Además le obligó a quedarse en su casa. Nada le estorbaría: al contrario, en la soledad en que vivía le estaba haciendo falta un amigo con quien comunicar sus pensamientos. Mario, embargado por la emoción, le apretó la mano llorando de gratitud.
Por otra, la proximidad de las casas, etc. Por otra, el perjuicio que a los bañistas se les irrogaba, etc., etc. En fin, eran más de veinte las razones que don Rosendo «apuntaba de un modo ligero y sucinto», proponiéndose darle «más amplitud y desarrollo» en otras cartas sucesivas con que pensaba «molestar la atención de los lectores de su ilustrado periódico».
Un hábil tintorero estaba en su laboratorio ocupado en las tareas de su profesion. Acertó á entrar un observador minucioso, razonador muy analítico, y entabló desde luego discusion sobre los tintes y sus efectos, proponiéndose nada ménos que convencer al tintorero, de que iba á echar á perder las preciosas telas á que se aplicarian sus composiciones.
Bou, también algo turbado, pidió perdón a Miquis y se fue con Relimpio a un despachito cercano, donde Augusto les oyó secretearse. «Le ha traído una carta o recadillo pensó el doctor, proponiéndose no darse por entendido . Ya, ya...».
Se ha casado, pues, con él, aunque no se oponga á vuestros deseos, proponiéndose que su hija dé su mano á Héctor de Sandrago, por ser para ella el Héctor troyano.» Razonte se aflige sobremanera al oir esta noticia, y resuelve buscar al ermitaño para pedirle consejo. Jornada segunda.
Aunque su experiencia le insinuaba lo primero, una voz interior le decía lo contrario; y atendiendo a ella, contentose con acariciar tierna y noblemente aquella mano que con tal candidez le entregaban. La tertulia se deshizo al fin, y nuestro joven se fue perplejo y caviloso a la cama, proponiéndose observar atentamente a Maximina en los días siguientes.
Palabra del Dia
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