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¡Déjame en paz, maldita bruja! exclamé yo entonces, retirando mi mano de entre sus manos. La bruja fue Beatricica, y no yo replicó la vieja . En sus últimos días se sospecha que fue al aquelarre, donde la mató el diablo, no sin prometerle que volverías a amarla y a ser suyo, sin ingratitud ni mudanza. nada has prometido, pero Satanás ha prometido por ti y cumplirá su promesa.

Pero no, era ella misma, ella que le saludaba con una graciosa sonrisa mientras sus hermosos ojos parecían pedirle perdon y prometerle explicaciones. En efecto, habían convenido en que Isagani iría primero al teatro para ver si en el espectáculo no había nada inconveniente para una joven, y ahora la encontraba él, y nada menos que en compañía de su rival.

El abandono fué completo y la huída general. ¿Á qué vienen hoy á acusarme? Tragomer ha necesitado dos años para cambiar de opinión y eso, ¿sabe usted por qué? Porque ama á la señorita de Freneuse y no ha podido olvidarla aunque lo ha procurado viajando por el mundo. En cuanto á Marenval, es un snob, á quien se hace ir á donde se quiere sin más que prometerle que hablarán de él los periódicos.

, pero he cambiado de parecer. ¿Cree usted que yo voy a privarme del placer de quedarme a su lado durante algunas horas más por no contrariar a esa joven que tiene el aplomo de forzar el consentimiento de las personas? Entonces ¿por qué le hizo la historia de que tenía otra invitación para esta noche? Para no prometerle una cosa que yo esperaba obtener de usted.

¿Y aquella hija que tenía y también cantaba?... Se murió antes que su padre... Anita se ha quedado completamente sola. Cuando sucedió tu desgracia me preguntó con mucho interés por ti, y me hizo prometerle que te llevaría alguna noche por su casa... No es tertulia formal; nos reunimos solamente tres o cuatro amigos, de modo que puedes venir sin inconveniente.

El amante piensa entonces en los medios más eficaces para la consecución de su propósito, y resuelve, creyéndolo más acertado, seguir el consejo de la diosa y recurrir á una vieja alcahueta, famosa por su astucia. Acto tercero. La vieja viene á la casa de Pamphilo, y oye de sus labios el nombre de la bella, á quien ama, después de prometerle la mayor reserva.

Justo, justo dije, bajando la cabeza con aprobación, y pensando mientras tanto: «¡Ah, gran tuno, qué poco te acordarías de esos tiquis miquis si no fuera por el olor del beneficioDespedime de él, no sin prometerle alguna otra visita para convenir lo que habíamos de hacer en aquel asunto.

Pero si mi persona era interesante para esos juegos, mi fortuna no alcanzaba a prometerle el tren necesario, y me lo dió a entender claramente. Tenía razón, perfecta razón.

Díganle ustedes esto que le consolará si ha llorado y antes de prometerle la rehabilitación háganle ver que nada es perdido en este mundo, ni aun el dolor... Realizaré sus deseos, señora, dijo gravemente Tragomer; pero si usted piensa que se puede expiar cualquier error, dígnese ser indulgente con los que yo he cometido. ¿No querrá usted abogar por mi con la señorita de Freneuse?

Y al prometerle que viviría mucho tiempo y que ya no sufriría, miró con ternura al crucifijo de marfil que tenía sobre la cabecera de su cama y dijo con una alegría dulce y confiada: El Señor me debía eso; ya he pasado el purgatorio. En poco tiempo recobró las fuerzas, y no tardó en florecer la juventud en sus mejillas. Se habría dicho que la Naturaleza se apresuraba en adornarla para la dicha.