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Actualizado: 2 de julio de 2025


Nada podría lisonjearme y agradarme más que el encargo que me habéis dado de contestar al bello discurso que acabamos de oír. Su autor, recibido hoy en el seno de esta corporación, está unido a por lazos de parentesco, y, lo que es más estimable y grato, por amistad de mucho tiempo, jamás interrumpida hasta ahora y que promete no serlo nunca.

Sollozos más hondos y desgarradores fueron la respuesta. El Padre Arrigoitia estrechó cariñosamente las manos de la afligida. ¿Me promete usted...? murmuró con ardiente súplica, con la autoridad toda de su voz, acostumbrada a mandar en los espíritus. , respondió Lucía.... Me iré mañana... pero déjeme ahora desahogar..., me muero. Llore usted contestó el jesuita . Ensanche ese corazón.

Preséntalo á la Princesa, y ésta, seducida por el aspecto y las conversaciones de su pretendido pariente, cae de lleno en el lazo, promete su ayuda para llevar á cabo la trama y pone en seguida su fortuna á las órdenes del impostor. Con tan poderosa ayuda prospera todo á paso rápido.

Cuando espera ganar tratando, su palabra es melosa y su fisonomía elástica; pero cuando no se promete nada del que se le acerca, su mirada se apaga, su frente se contrae revelando un orgullo brutal y egoista, y vuelve á su silencio, que parece encubrir la antipatía instintiva de una raza respecto de todas las europeas.

Pues ahora, para que Francisca se acuerde de mi pobre Pura y rece por ella... ¿Me promete usted que rezarán por ella y por ? , señor: rezaremos a voces, hasta que se nos caiga la campanilla. Pues aquí tengo doce duros, que destino al socorro de los necesitados que no se determinan a pedir limosna porque les da vergüenza... ¡pobrecitos! son los más dignos de conmiseración».

¿Me promete usted casarse conmigo? murmuró la inocentona de la oradora política. ¡, vida mía! exclamó él sin fijarse casi en lo que le preguntaban, pues estaba resuelto a decir amén a todo. Pero Amparo retrocedió. ¡No, no! balbució trémula y espantada . No basta hablar así... ¿me lo jura usted? Baltasar era joven aún y no tenía temple de seductor de oficio.

Vuelto él á la Gracia, todos Volverán á la obediencia. Entonces, á la voz de la Luz, se presenta el Agua con una concha para borrar con sus bellas ondas el pecado del hijo de la tierra, y asimismo promete la Tierra ofrecer con sus sarmientos y espigas un segundo Sacramento, en cuya virtud, y con ayuda de la Gracia, perseverará el Hombre en la práctica del bien.

Diana oculta á su amante en un nicho inmediato á su aposento, en donde permanece muchos días, hasta que huye viéndose en peligro de ser descubierto. Los amantes acuerdan entonces usar de una nueva astucia, que promete ser el remate y corona de todas. Diana sale de su casa disfrazada y con velo, sin ser vista de su hermano, mientras la espera Lisardo.

No hay ceremonia alguna. Una frase en el acta de matrimonio y todo queda en regla. Esa frase es la que sobra. No hablemos más de ello. Ni una palabra a la duquesa, ¿me lo promete usted? Se lo prometo. ¿Y usted cree que verdaderamente está tan mal la pobre duquesa? ¡Pero si está tan ágil como cuando tenía quince años! El estado de la señora duquesa es bastante serio.

Ya entonces no duda Peribáñez del peligro que amenaza á su honra, ni en ejecutar el proyecto, que ha concebido por esta causa. No es posible esquivar la orden del comendador. Sale, pues, al frente del destacamento, y promete solemnemente, delante del comendador, al ceñirle la espada, que la empleará en defensa de su honor.

Palabra del Dia

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