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Actualizado: 21 de junio de 2025


Despues, hubo de acudirle la memoria de los grandes tesoros de que era deudor al pródigo cariño de sus reyes; aquellos tesoros debieron hurgarle en la conciencia, se sintió herido; en una palabra, tuvo remordimiento, y dejó el palacio á Luis XIII, que no pudo tomar posesion.

Es un hombre amable añadió el doctor; un poco huraño, excelente, sencillo y discreto, pródigo en servicios y muy parco en palabras. Todo lo que puedo decirle a usted es que conozco tantas personas obligadas a él como habitantes hay en la comuna. La noche que siguió a aquel día de campo fue tan hermosa y tan espléndidamente límpida que no parecía si no que aún estábamos en pleno verano.

Cierto que no podía ser pródigo con su amigo, porque la propia familia tan numerosa tenía apenas lo necesario; pero solicitud, atenciones no le faltarían al enfermo». Volvió a poco soplando un líquido pálido y humeante en el que flotaban partículas de carbón. Se lo hizo beber a don Santos, sujetándole la cabeza que temblaba y sin permitirle tomar la taza con su flaca mano, que temblaba también.

Ella quería saberlo todo, no de aquella tranquila vida interior y regalada, al calor de la estufa, leyendo libros buenos, después de curiosear discretamente por entre las novedades francesas, y estudiar con empeño tanta riqueza artística como París encierra; sino la vida teatral y nerviosa, la vida de museo que en París generalmente se vive, siempre en pie, siempre cansado, siempre adolorido; la vida de las heroínas de teatro, de las gentes que se enseñan, damas que enloquecen, de los nababs que deslumbran con el pródigo empleo de su fortuna.

Pues vaya más claro... dices: mi mujer ha ganado su pleito con la Monterrubio y tiene una porción de miles de renta... Yo tengo el hambre del hijo pródigo; pues me voy allá y me como el ternero... Alborotóse Jacobo al oír tan fielmente expresado parte al menos de su pensamiento, y con aire de dignidad ofendida, exclamó: Te aseguro...

Pandan recibe su nombre de un pequeño arbusto así llamado, pródigo en sus campos y semejante en fruto y hojas á la piña. Barrios, propiamente dicho, no tiene Pandan, si bien hay en su jurisdicción diez ó doce agrupaciones de algunas viviendas. El abacá, el arroz, la caza y la ganadería de vacas y carabaos, constituyen la riqueza de este pueblo, que lo forman 2.238 almas, de las que tributan 1.045.

En semejante duda, leyose la parábola del Hijo Pródigo, que no había perdido nunca de vista en su peregrinación, y observó que había omitido el festín final de reconciliación. No parecía ofrecérsele nada mejor a la deseada cualidad del ceremonioso sacramento entre él y su hijo; de manera, que un año después de la aparición de Carlos, se preparó a darle un banquete suntuoso.

Este, que sus haberes nunca esconde, Pues siempre los reparte, ó los derrama, Ya sepa adonde, ó ya no sepa adonde: Este, á quien tiene tan en fil la fama, Puesta la alteza de su nombre claro, Que liberal y prodigo le llama: Quiso prodigo aqui, y alli no avaro, Primer mantenedor ser de un torneo, Que á fiestas sobrehumanas le comparo.

Los autos contenidos en este volumen, hoy muy raro, son: El villano en su rincón, El hospital de locos, Los cautivos libres, El phénix de amor, La amistad en el peligro, Psiquis y Cupido, El hombre enamorado, Las ferias del alma, El peregrino, La serrana de Plasencia, El hijo pródigo, El árbol de la vida. Las dos comedias se titulan, El nacimiento de la mejor y El Angel de la guarda.

La fábula es, en pocas palabras, la siguiente: Pródigo, á pesar de la viva oposición de su padre, abandona su casa paterna, y se alista en una banda de soldados para correr el mundo. Acompáñale Felicero, fiel criado, á quien su padre encarga que lo cuide y asista; hácese pronto de malos amigos, en cuya compañía gasta todo su dinero, y anda en tales pasos, que al fin va á parar á la cárcel.

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