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Actualizado: 10 de junio de 2025
21 En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero. 22 Y la cosa fue entendida por Mardoqueo, y él lo denunció a la reina Ester, y Ester lo dijo al rey en nombre de Mardoqueo.
¿Ties mieo a los siviles? preguntó Potaje . No vendrán; y si vienen, yo estoy contigo. Plumitas hizo un gesto despectivo. ¡Los civiles! Eran hombres como los demás; los había valientes, pero todos ellos padres de familia, que procuraban no verle y llegaban tarde al saber que estaba en un sitio. Unicamente iban contra él cuando la casualidad los ponía frente a frente, sin medio de evadirse.
En uno de los grupos que apresuradamente disponían el desayuno figuraban Reno, Simón y Yonson, más atentos á preparar sus flechas y afilar sus espadas que á vigilar el guiso, del cual cuidaba solícito el voraz Tristán. Roger y Norbury, el silencioso escudero de Sir Oliver, procuraban calentar al fuego de la hoguera sus manos ateridas.
Allá en el Vivero los convidados habían puesto a mal tiempo buena cara, y mientras en el palacio viejo los curas rurales, el Marqués, y algunos otros señores de Vetusta jugaban al tresillo a primera hora y más tarde al monte, que llamaba el clero del campo la santina, en la casa nueva todas las damas y los caballeros que habían querido correr por los prados en la romería, procuraban divertirse como podían y se bailaba, se tocaba el piano, se cantaba y se jugaba al escondite por toda la casa.
Ambos se hallaban perfectamente convencidos de esta antipatía y procuraban demostrársela con más o menos disimulo. La conversación que sobre intereses entablaron no fue larga: desde los primeros momentos comprendió Miguel que su tío no deseaba hacerse cargo de la curaduría, y grandemente satisfecho, aunque ocultándolo lo mejor que pudo, le facilitó el camino para zafarse de ella.
Sus amos los caballos ensillaban A gran priesa, de miedo todos llenos, Y las espuelas calzan, y tomaban Las lanzas en las manos: mas los frenos No hallan, aunque mas los procuraban; Que fué concierto hecho de morenos, Que al blanco tienen tantos desamores, Cuanto son diferentes las colores.
Se contaba cualquier aventurilla y se añadía casi siempre: «Lo más odioso es que esas... tales hayan escogido para sus... cuales una casa tan respetable, tan digna». Los liberales avanzados, los que no se andaban con paños calientes, sostenían que la casa era lo peor. Sin embargo, los maldicientes procuraban ser presentados en aquella casa donde había tantas aventuras.
No quiso responder el barbero a Sancho, porque no descubriese con sus simplicidades lo que él y el cura tanto procuraban encubrir; y, por este mesmo temor, había el cura dicho al canónigo que caminasen un poco delante: que él le diría el misterio del enjaulado, con otras cosas que le diesen gusto.
La victoria fué completa, y se siguió el alcance hasta los cerros y collados, en que procuraban ampararse los contrarios para salvar sus vidas: pero la muerte y el horror los siguió por todas partes, y dejaron en el campo mas de 400 cadáveres.
La condesa venía á verle todos los días, conversaba con él, le traía golosinas, le mimaba... pero ya no arreglaba la ropa. Su tristeza era visible para todos, que procuraban animarle, menos para ella. Una tarde, sin embargo, cuando estaba ya casi sano, la condesa asomó, como de costumbre, la cabeza y le preguntó si no se decidía á dar una vuelta por la huerta.
Palabra del Dia
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