United States or Brazil ? Vote for the TOP Country of the Week !


El aparato de la procesión es correspondiente a lo que dejo dicho de las otras funciones: buena custodia de mano, numerosa música, mucho estruendo de campanas y tambores, muchas danzas de muchachos y bastante devoción.

«¡Ya llegan, ya llegan! repitieron los del Casino y las señoras de la Audiencia cuando la procesión llegaba de verdad. Ahora no era un rumor falso, eran ellos, era el Entierro». Cesaron los comentarios en los balcones. Todas las almas, más o menos ruines, se asomaron a los ojos. Ni un solo vetustense allí presente pensaba en Dios en tal instante. El pobre don Pompeyo, el ateo, ya había muerto.

El gran escultor peruano murió loco el mismo día en que terminó el esqueleto, de cuyo mérito artístico hablan aún con mucho aprecio las personas que, en los primeros años de la Independencia, asistieron a la procesión de Jueves Santo.

Así llegaron á la casa desde donde habían de ver pasar la procesión, que era la casa de un clérigo llamado don Silvestre Entrambasaguas y de su hermana doña Petronila Entrambasaguas. #El ridículo.# Era don Silvestre un clérigo carilleno, bien cebado, grasiento, avaro, de carácter jovial, algo tonto, mal teólogo y predicador tan campanudo como hueco.

Pero volvió á su antigua agitación al ver fulgurar á los rayos del sol las armas y brillantes arreos de los soldados que venían inmediatamente después de la banda de música, y formaban la escolta de honor de la procesión.

En 1316 el Pontífice Juan XXII añadió á esta fiesta una octava con el mandato de llevar públicamente en procesión el Santísimo Sacramento.

Arriba, en los balcones, la curiosidad señalaba con el dedo a los personajes conocidos que se mostraban a la luz de los cirios, y las cabezas erguidas de algunos invitados cruzaban saludos con las señoras, sin perder por esto el gesto de gravedad propio de las circunstancias. Acercábase el epílogo de la procesión.

La devota muchedumbre no veía pasar la procesión en reverente y mustio silencio, sino con alborozo y algazara, prorrumpiendo en nutridos y sonoros vivas, entre los cuales se oían a veces proposiciones candorosamente heterodoxas y aun un poco blasfemas de puro entusiásticas, como, por ejemplo: «¡Viva nuestro glorioso Patriarca, que joroba a todos los demonios!» «¡Viva nuestro Santo Patrono, que achica a todos los otros santos

Por eso, cuando los estudiantes pasaban en la procesión, vestidos de negro, con una flor amarilla en el ojal, los pañuelos de todos los balcones soltábanse al viento, y los hombres se quitaban los sombreros en la calle, como cuando pasaban las banderas; y solían las niñas desprenderse del pecho, y echar sobre los estudiantes, sus ramos de rosas.

Todos venían á formar parte de la procesión que había de desfilar ante las miradas del pueblo, comunicando de este modo cierta dignidad á la sencilla estructura de un gobierno tan recientemente constituído.