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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Yo, Emilio Aguinaldo, humilde servidor de todos, pero Presidente de la República Filipina, encargado, por tanto, de velar por las libertades y la Independencia del pueblo que me ha elegido para aquel elevado y espinoso cargo, desconfié por primera vez del honor de los americanos, comprendiendo desde luego, que ésta Proclama del General Otis había rebasado los límites de toda prudencia, y que no había más remedio que rechazar con las armas tan injusto como inesperado proceder del Jefe de un ejército amigo.
Tenía conocimiento de lo mucho que sufría, aunque no de los extremos vergonzosos á que Velázquez había llegado, y siempre que lo comprobaba por algún signo sentía un estremecimiento de dolor y de ira. Por su cruel proceder, más que por haberle arrebatado á su amante, odiaba cordialmente al majo. Despertó al fin Soledad.
Su proceder autorizaba las sospechas: le había dado dinero con gran desigualdad de plazos y desproporción de cantidades; sus regalos fueron muy rogados o imprevistos; sus intermitencias y variaciones tenían marcado tinte de tacañería.
Soledad le había dado cuenta de la última etapa de sus agravios, que era, después de todo, la más dolorosa para ella, pero no del proceder brutal que venía usando. Desde el día en que la golpeó por causa de su hermano, Velázquez soltó las riendas á su temperamento altivo y caprichoso. La pobre muchacha no sabía cómo darle gusto.
Wilson, no poco sorprendido de esto, pues era una especie de patriarca favorito de los niños, trató sin embargo de proceder al examen. Perla, le dijo con gran solemnidad, tienes que recibir instrucción para que, á su debido tiempo, logres llevar en tu seno una perla de gran precio. ¿Puedes decir, hija mía, quién te ha creado?
-Advierte, Sancho -respondió don Quijote-, que hay dos maneras de hermosura: una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza, y todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo; y cuando se pone la mira en esta hermosura, y no en la del cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu y con ventajas.
Pero respondió el señor Aubry, que buscaba un medio de rehusar la oferta generosa de Juan, tal vez Martholl aceptaría nuevas condiciones... Ama a María Teresa. Le ruego no dé ningún paso en ese sentido. No sería proceder con dignidad, créame; eso no serviría sino para arrojar el descrédito en nuestros asuntos.
Es evidente que si las sospechas de usted son fundadas, hay que proceder con la mayor prudencia. Nada de escándalo. Regrese usted esta misma noche. Prometió hacerlo así y me reuní con mi comitiva, algo más tranquilo. Importaba evitar toda investigación de mi paradero por una o dos semanas, y el prefecto había andado muy cerca de descubrir la verdad.
Descubierto ya el enigma hasta dicho punto, faltaba saber el nombre del marido y dónde vivía; pero esto era muy fácil. Antes de proceder a las convenientes investigaciones, ya que el nombre de una persona y el número y calle de una casa no pueden adivinarse por mero discurso, aunque se tenga un entendimiento agudísimo, el Conde, aficionado a ejercitar el suyo, pensó también lo que sigue.
Jacinto abrió y no encontró nada: papeles, pero ni rastros de dinero. ¡Maldita sea mi alma! exclamó cayendo en el sofá, desesperado. Acercóse míster Robert, y con desprecio y cólera, le dijo: Esto se acabó, señor Esteven, ¿entiende usted? Voy a proceder a la liquidación de la casa, porque ni usted me conviene, ni estoy yo dispuesto a ser víctima de sus desaciertos por más tiempo. ¡Basta!
Palabra del Dia
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