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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Pasáronsele muy bien dos horas sin que pudiese atinar con la causa de su prisión, porque para él era indudable que el prenderle no convenía al duque de Lerma, y que siendo el duque tan apegado á su conveniencia, no era ni aun razonable creer que su prisión proviniera de él.
Esta mujer había sido la preparadora inconsciente de muchos asesinatos... Y al mismo tiempo evocaba la imagen de la otra, de la amante que sabía retenerle con sus artificios en el viejo palacio de Nápoles, haciendo de la voluptuosa prisión el mejor de sus recuerdos. «No pensemos más en ella se dijo con energía . Ha muerto... No existe.» Pero ni aun después de muerta le dejaba en paz.
Un mayor Muslera, de auxiliares, decía una vez en presencia de muchas personas, en Montevideo: «Hasta ahora he podido descubrir por qué me ha tenido preso e incomunicado el general Rosas durante dos años y cinco meses. La noche anterior a mi prisión estuve en su casa.
Rico de nacimiento, y enriquecido aun más por su arte, no viajaba, como otros, en busca de fortuna. Viajaba porque estaba lleno de águilas, que le comían el cuerpo, y querían espacio ancho, y se ahogaban en la prisión de la ciudad.
Su gente es mucha, mas su fuerza es poca, Desnuda, mal armada, que no tiene En su defensa fuerte, muro ó roca. Cada uno mira si tu armada viene, Para dar á los pies el cargo y cura De conservar la vida que sostiene. De la esquiva prisión amarga y dura, Adonde mueren quince mil cristianos, Tienes la llave de su cerradura.
Flor de Jericó olorosa, Madre y esperanza nuestra, Con cuyo pie amenazaste La serpiente?... La cautiva intenta huir de su prisión, pero es sorprendida por su señor el Pecado, que se aparece en forma de turco.
El juez me citaba a las nueve de la mañana para ver el estado de mis heridas, y me amenazaba, en caso de que yo no acudiese a la cita, con una multa, con la prisión o con el castigo «a que hubiese lugar»... Yo soy un trasnochador impenitente.
¿Cuáles, señor? Dos órdenes de prisión. Creo que sean necesarias más. Pues bien, Lerma; decidme vos los que queréis que sean presos, y yo os diré los que quiero tener encerrados y no disputemos más. Señor, yo no disputo con vuestra majestad. ¿Pues qué estamos haciendo hace ya más de media hora? Disputar y no más que disputar. Con que sepamos: ¿á quiénes queréis vos prender? Al duque de Uceda.
Todo esto que he dicho, señor cura, no es más de por encarecer a su paternidad haga conciencia del mal tratamiento que a mi señor se le hace, y mire bien no le pida Dios en la otra vida esta prisión de mi amo, y se le haga cargo de todos aquellos socorros y bienes que mi señor don Quijote deja de hacer en este tiempo que está preso.
Su terror era tan grande que se lo secaron las lágrimas, y quedó en este estado de perplejidad dolorosa que sigue á las grandes crisis del alma. Dejémosla en su encierro para acudir á Lázaro, que gime en una prisión de otra clase. #El sueño del liberal#.
Palabra del Dia
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