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Actualizado: 12 de junio de 2025
Puede que me llegue un ratito a casa de Paca Morejón. «Yo la acompañaré a usted... Tengo que ir a ver a Narciso para que me preste unos apuntes. La dejaré a usted en la calle de la Habana». Doña Lupe fue a la cocina y le armó una gran chillería a Papitos porque había dejado quemar el principio. Pero la chica estaba muy acostumbrada a todo, y se quedaba tan fresca.
Antes de marcharse, el francés busca a Apolonio; pero no le halla, y se va sin despedirse de él. Apolonio también ha recibido un telegrama. Luego de leerlo, había dicho a los demás asilados: Señores: soy un sátrapa; tengo ya más riquezas que el preste Juan de las Indias, Creso y Montezuma juntos. Os prometo erigir un palacio donde viváis y llevéis cada cual la vida que os apetezca.
Esta es la vegetación en el Oriente. Las masas de hojas que incesantemente arremolinan á su pie la diversidad de árboles, plantas y arbustos, forman en muchos parajes de la isla gran abundancia de humus que se aprovecha convenientemente, por más que se preste á una explotación más viva y positiva que la que se le da en la actualidad.
¿Ha visto usted últimamente á doña Enriqueta? ¿Me pregunta usted por la Infanta? contestó el coronel gravemente . Sí; ayer la encontré en el atrio del Casino. ¡Pobre señora! ¡Si esto no es una lástima!... ¡Una hija de rey!... Me contó que sus hijos no tienen qué ponerse. Ella debe doscientos francos de cigarrillos en el bar de los salones privados. No encuentra quien le preste.
Verán ustedes cómo no se pasan muchas horas sin que reciban una carta pidiendo dinero por el niño decía. Le daremos todo lo que poseemos, y si no es bastante no faltará quien nos lo preste. Nada de eso. No hay necesidad. Como ustedes sigan mis instrucciones, yo me comprometo a rescatarlo y a echar mano a los bandidos. ¿Para qué?
Si Teobaldo, si nuestro amigo nos abandona, ¿no habrá ningún otro eclesiástico, algún indiferente que a precio de oro se preste a unirnos en secreto? »Carlos hizo un gesto de sorpresa.
En fin, y para no cansar a los lectores, consignaremos sin más preámbulo que el Preste Juan o soberano de aquella tierra que se llamaba entonces David, se enamoró perdidamente de donna Olimpia, y acabó por casarse con ella.
A pesar de mi lastimoso estado intelectual presté atención vivísima a sus palabras. Yo también amo prosiguió . Mi amor es secreto, misterioso y oculto, como las perlas, que además de estar dentro de una concha están en el fondo del mar. No tengo celos de nadie, porque su corazón es todo mío. No tengo celos más que de la publicidad; odio de muerte a todo el que descubra y propale mi secreto.
El tiempo las deja en el mismo ser que tienen, ya que al empezar el encantamiento y al ponerse en ellas no les preste algo de sobrenatural y divino.
El entusiasmo religioso hablaba de embajadas dirigidas a los papas por el Preste Juan o el Gran Kan de la Tartaria, poderosos señores que desde el fondo de sus palacios querían entrar en relación con la cristiandad y convertirse a la verdadera fe.
Palabra del Dia
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