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Actualizado: 18 de septiembre de 2025


Sentía la necesidad de avistarse con su mujer, de injuriarla, de escupirla, de abofetearla. ¿Por qué hacía unos instantes se había negado a recibirla, y ahora ansiaba de aquel modo tenerla delante? El mayorazgo creía que era porque su odio y su indignación habían crecido. No supo el tiempo que permaneció en aquella postura.

Pero sus ojos zahoríes de enamorado creyeron percibir al cabo en torno de los de la bella un leve círculo rojo que no era producido por la incómoda postura en que dormía. «Soledad ha llorado hoy» se dijo con emoción.

Era muy guapa, y con el hábito blanco de novicia, la cabeza prisionera de la rígida toca, muy coloradas las mejillas, lucientes los ojos, los labios hechos fuego, las manos en postura hierática y la modestia y castidad más límpida en toda la figura, interesaba profundamente.

La boca se le hizo agua: aquella excomunión le hacía cosquillas en el alma: ¡qué más podía ambicionar! En seguida pensó en tomar una postura moral digna de las circunstancias. Nada de aspavientos, nada de protestas. Se contentó con decir : El señor obispo no tiene derecho de excomulgar a quien no comulga; pero venga en buen hora la excomunión... y ahí me las den todas.

Si la oracion ha de tener solamente dos rikats se reza en la misma postura la siguiente adicion, despues de la oracion que acabamos de poner. Las gracias las alabanzas y la exaltacion de gloria sean en y por . Sentado, y volviendo el rostro á la derecha y luego á la izquierda se repite á cada lado la salutacion: ¡La paz sea con vosotros!

En esto pensaba la pobre Herminia mientras la señorita Guichard, incapaz de dominar su agitación, se paseaba por el salón, con las manos en la espalda y el cuerpo inclinado, en una postura meditabunda, digna de Napoleón. Una tempestad formidable se formaba desde la víspera en su cerebro.

¡Hermano, á mi!... ¡A ! Se disputaban el sitio, como si temieran la llegada del enemigo antes de que el fraternal sacrificador finalizase su tarea. Habían aprendido instintivamente la postura favorable.

Seguí el negro en la adversidad como en la fortuna, en sus horas buenas y en sus horas malas, cuando todos acudían a él lo mismo que cuando se veía abandonado de todos... Dos... canta el empleado. Y, extendiendo sobre la mesa otra hilera de cartas, vuelve a cantar: Dos... Es un aprés. Uno de los que juegan a negro retira su postura.

Quisieron mis hados, o por mejor decir mis pecados, que una noche que estaba durmiendo, la llave se me puso en la boca, que abierta debía tener, de tal manera y postura, que el aire y resoplo que yo durmiendo echaba salía por lo hueco de la llave, que de cañuto era, y silbaba, según mi desastre quiso, muy recio, de tal manera que el sobresaltado de mi amo lo oyó y creyó sin duda ser el silbo de la culebra; y cierto lo debía parecer.

En seguida, con voz velada, misteriosa, agregó: Está en palabras harto ascondidas. Declaró entonces que ella no hubiese alcanzado nunca su sentido a no ser la ayuda de un hombre que se hallaba entonces en Avila. Ramiro, al oír aquella última frase, cambió de postura sobre los almohadones, y su mirada expresó una curiosidad impaciente.

Palabra del Dia

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