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Actualizado: 5 de junio de 2025


Señor doctor dijo el duque a Stein , en vuestras manos me pongo. Confío en Dios, en vos y en mi buena estrella. Manos a la obra, y no perdamos tiempo. Al oír estas palabras, Stein levantó la cabeza; su rostro quedó perfectamente sereno, y con un ademán modesto, pero imperativo y firme, alejó a los circunstantes.

6 Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sión la principal Piedra de la esquina, escogida, preciosa: Y el que creyere en ella, no será confundido. 7 Es pues honor a vosotros que creéis; mas para los desobedientes: La Piedra que los edificadores reprobaron, esta fue hecha la cabeza de la esquina;

Le diría a mi madre: ¡Madre mía, pon tu albo traje, alégrate sin tasa; ya tenemos los dos, de noche y día, Un milagro de Dios en nuestra casa! Dios ha puesto en el arco de tus cejas la excelsitud de un arco-iris santo, igual que pongo un borbotón de canto en una lira de cadencias viejas.

¡Es diferente, don Ricardo!... una cosa es ir a un encargue y otra es ir... pongo por caso, a visitar la «Pampita». Realmente, valdría la pena dijo Lorenzo, conque yo que nunca me he fijado en muchacha alguna he quedado fuertemente impresionado con ésta. ¡Ya ves!

A pesar de esto quería que estuviese allí, y aun se enojó algo por lo mucho que prolongaba los ratos de cocina. «Chica, no trabajes tanto, que te vas a cansar. Trae tu labor y siéntate aquí». «Es que si me pongo aquí no estudias, y lo que te conviene es estudiar para que no pierdas el año replicó ella . ¡Pues si lo pierdes y tienes que volverlo a estudiar...!».

Debe venir también un mozo que ha empezado a festejarme, a ; y entonces, si yo me pongo a conversar con él y usted con Lucía, Adriana no tendrá más remedio que "planchar". Todo lo iba hablando Charito sin advertir que Muñoz se había puesto pálido a las primeras palabras. Le costaba creer que Adriana vendría.

Se las traduje á mi mujer, que las creyó del caso, las cierro, pongo el sobre respectivo, y á los pocos minutos atravesábamos la calle de Buenavista, con el fin de echarlas al correo. Llegamos á la Plaza de la Bolsa, y las echamos en una estafeta que hay allí.

1 Aquí me pongo a cantar Al compás de la vigüela, Que el hombre que lo desvela Una pena estraordinaria Como la ave solitaria Con el cantar se consuela. 2 Pido a los Santos del Cielo Que ayuden mi pensamiento; Les pido en este momento Que voy a cantar mi historia Me refresquen la memoria Y aclaren mi entendimiento.

¡Ah! ¿ también?... dijo Alicia, riendo con una expresión varonil . Supongo que tu moral no es la de mamá, y que no irás á sermonearme por mi conducta. Aunque, en realidad, mamá no me censura por lo que hago. Lo que la indigna es mi falta de miedo al qué dirán, y algunas veces el origen obscuro de los hombres en que pongo mis ojos. ¡Pobre señora!

Como esas casas no son más que vanidad y vanidad, por no confesar que le faltaban los cuartos y no pedirlos a una persona de conocida honradez, pongo por ejemplo, un servidor, va y los recibe de un pillastre, de una sanguijuela que le está chupando cuanto posee. Buenas cosas van a decir de nosotros los badulaques de la Junta de Orense.

Palabra del Dia

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