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Actualizado: 27 de junio de 2025
Petra sonrió de un modo que ella creyó discreto y retorció una punta del delantal. Perdóneme Usía... dijo con voz temblorosa y ruborizándose. No hay de qué, hija mía. Agradezco su celo. Don Fermín estaba pensando que aquella mujer podría serle útil, no sabía él cuándo, ni cómo, ni para qué. Sintió deseos de ponerla de su parte, sin saber por qué esto podía importarle.
Manifestó Benina a la Pitusa que era un dolor mandar al Hospital a tan ilustre señorón, y que ella se determinaría a llevarle a su casa, sí... Hirió la mente de la anciana una atrevida idea, y con la resolución que era cualidad primaria de su carácter, se apresuró a ponerla en práctica con toda prontitud. «¿Quieres oírme una palabrita? dijo a la Pitusa, cogiéndola por el brazo para sacarla de la cocina.
Pero su padre, don Federico, y usted no saben dónde ponerla, y querían que Su Santidad la santificara. ¡Ella dará el pago!, ¡ella dará el pago!, y si no, ¡al tiempo! Cría cuervos... ¿De qué sirve, Mariquita, cuanto he procurado ilustrar tu entendimiento, si no has llegado siquiera a adquirir la poca superioridad necesaria para sobreponerte a necedades sin valor ni importancia?
El papa no recibió bien esta embajada, ni le pareció ponerla en trato, porque de suyo habia grandes dificultades y la mayor era, el temer de que la casa de Aragon no se engrandeciese por este medio.
Todo eso, compañeros, quedará terminado mañana por la noche o pasado mañana cuando más; yo me encargo de ello; pero no se reduce todo a ocupar una posición y ponerla en buenas condiciones de defensa; es preciso obrar de manera que el enemigo no pueda rodearla...
En esta buena sazón y coyuntura halló don Quijote a su contrario embarazado con su caballo y ocupado con su lanza, que nunca, o no acertó, o no tuvo lugar de ponerla en ristre.
Alejandra colocaba el arma junto al cadáver, estudiaba la manera de ponerla, le extrajo una cápsula. Se habrá matado, como lo había anunciado: todos lo creerán... Ya se acercaban las voces, los rumores de pasos: Óyeme.
Decíase que había sido corista de zarzuela, pasando de allí a peor vida, hasta que una mano caritativa la sacó del cieno para ponerla en aquel seguro lugar. Inseparable de esta era Felisa, de alguna más edad, también de tipo fino y como de señorita, sin serlo.
Son muy largas y anchas, y algunas de ellas rodeadas de bosques á buena distancia: sus orillas son blancas con sal, que no pide mas preparacion que ponerla á secar al sol. Mas adelante al poniente hay un rio con muy altas y perpendiculares orillas, llamado por los españoles el rio de las Barrancas. Los indios le llaman Hueyque-leubu, ó rio de mimbres, que nacen en sus orillas.
Porque los nervios, que son los que transmiten nuestras sensaciones al cerebro, a veces nos engañan, son falsos corresponsales... Verá usted; nosotros tenemos un centro nervioso en el cerebro, de donde parten... Y me enfrasqué en una descripción anatómica, procurando ponerla al alcance de las inteligencias femeniles a quienes iba dirigida.
Palabra del Dia
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