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Actualizado: 2 de junio de 2025


También se puede asegurar, sin temor de que ningún dato histórico pruebe lo contrario, que Platón no era valiente, y que, a pesar de tanta baladronada, su reputación de braveza empezaba a decaer como todas las glorias de fundamento inseguro. En los tiempos a que me refiero, el descrédito era tal que la propia vanidad platónica estaba ya por los suelos.

Mucho tiempo ha que dixo Platon que no son los mejores estómagos los que vomitan todos los alimentos. ¿Pero no es un gusto, respondió Candido, criticarlo todo, y hallar defectos donde los demas solo perfecciones encuentran? Eso es lo mismo, replicó Martin, que decir que es mucho gusto no tener gustos. Segun eso, dixo Candido, no hay otro hombre feliz que yo, quando vuelva á ver á mi Cunegunda.

Pues qué, D. Plácido, ¿va a venir el Viático? Poco menos replicó el hablador entrando sin pedir permiso y dirigiéndose a la alcoba . Que va a venir el ama, la señora casera. Mucho orden, señores, mucha formalidad. Lo mismo fue oír Platón que la señora de Pacheco venía, que el temor de verla le intranquilizó y no tuvo ya sosiego.

Mucho hablar de la República y de los cantones, y el hombre no sirve ni para los oficios más toscos... ¿Qué tal?, ¿me equivoco? ¿Es este el retrato de usted, o no?... Platón no decía nada, y pasó y repasó su hermosa mirada por los ladrillos del piso, como si los quisiera barrer con ella.

Luego está enferma... Enferma, ¿de qué?». ii Platón se despidió de su amigo, y cogió el lío diciendo que tenía que ir a la calle del Arenal. «Justo discurrió Maxi sin decir una palabra . Allí está su zapatero. Arenal, 22... Lo que me falta saber, podría averiguarlo siguiendo a ese bárbaro.

¡Repóblica puerca, repóblica cochina! rebuznó Platón, dando en la mesa un porrazo tan recio, que todo el ventorro tembló. Porque todo se puede conllevar dijo Ido bajando la voz lúgubremente , menos la infidelidad conyugal.

Pero como ni la libertad ni la virtud necesitan guardarse en caja de plomo, mucho más que todas las severidades de ascetas o de puritanos, valdrán siempre, para la educación de la humanidad, la gracia del ideal antiguo, la moral armoniosa de Platón, el movimiento pulcro y elegante con que la mano de Atenas tomó, para llevarla a los labios, la copa de la vida.

A pesar de todo, no quería Ballester irse sin llevarle por delante, y tanto bregó con él, que hubo de conseguirlo. Salió, pues, el regente haciendo propósito de volver, pues su amiga le había puesto en cuidado. Platón se fue también al anochecer, pero a las nueve regresó encendiendo luz en la sala.

Síguese de esto lo mismo que de la opinion de Almerio, que el alma no subsiste despues de la muerte, sino por su ser ideal en Dios, como ha existido allí desde toda la eternidad. «Pero yo nada encuentro en Platon para creer que su opinion haya sido que los espíritus no conservan su propia substancia.

Parecióme la trova de perlas, y su voz de almíbar, y después acá, digo, desde entonces, viendo el mal en que caí por estos y otros semejantes versos, he considerado que de las buenas y concertadas repúblicas se habían de desterrar los poetas, como aconsejaba Platón, a lo menos, los lascivos, porque escriben unas coplas, no como las del marqués de Mantua, que entretienen y hacen llorar los niños y a las mujeres, sino unas agudezas que, a modo de blandas espinas, os atraviesan el alma, y como rayos os hieren en ella, dejando sano el vestido.

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