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La consecuencia de todo fue que Brutandor se quedó definitivamente a vivir con Miguel: éste pagaba un duro por su gabinete; el ama de la casa, acomodándose los dos en él, rebajó el pupilaje a cuatro pesetas cada uno; de las cuatro pesetas que le tocaban, quedó convenido entre ambos que Mendoza pagaría diez reales y Miguel supliría los otros seis en tanto que aquél no mejorase de fortuna.

No había visto a Isidro en mucho tiempo, y al reconocerle en la puerta de la Facultad de Medicina, le echó los brazos al cuello, riendo de su facha miserable. Eso de la literatura debe de ir mal dijo . ¿Necesitas algo de mi? Pide lo que quieras, menos dinero. Ya ves: doctor, profesor clínico, y tengo mil quinientas pesetas al año... con descuento. Menos que los que barren los ministerios.

Así será, pero no hay en él dos pesetas para los clérigos de mi clase, para los que trabajamos de veras. Hay dinero para la Iglesia, pero se lo llevan otros... otros. En la vaguedad de su mirada, en la timidez de su voz, había cierta protesta contra los que vivían en las alturas. Fernando quiso saber cómo se le había ocurrido la idea del viaje. Tengo allá compañeros de seminario.

Haría ya una hora que la noche había cerrado, y más de dos que yo espiaba su llegada a la ventana de mi cuarto, cuando al fin apareció. Salí precipitadamente al portal y le entregué el billete, y con él, haciendo un esfuerzo sobre mismo, un duro. Hubo lucha para que lo aceptase, y en ella tuve momentos de desfallecimiento. Al fin quedaron las cinco pesetas en su poder.

Bacón, ensayo de moral y de política; un tomo 4.º, 3 y 3,50 pesetas. =RODRIGUEZ MOURELO.= La Radiofonía. Estudio de una nueva propiedad de las radiaciones, con una carta de D. José Echegaray y prólogo de D. José Rodríguez Carracido; 1883, un tomo en 8.º, 4 y 4,50 pesetas.

Amigo, cuando no dan más en la puja, hay que decir lo del otro gitano del cuento... Se confesó de haber robado tres pesetas, y el cura le dijo: «¿No te da vergüenza, infeliz, de condenarte por tres miserables pesetas?...» «¿Y qué quería usted que jiciese, si no había más?...»

Esto supuesto, ya me tienen Vds. pidiendo el teatro normal ó modelo, sostenido por el Estado, no para ganar, sino para perder anualmente, aunque el teatro esté todas las noches de bote en bote, un millón de pesetas que iguale los ingresos con los gastos.

Aquí hay señorío dijo el trapero . Eso no podrás negarlo. Mira esa cómoda; fíjate en esta cama, que debe haber sido de algún duque. Huele a palacio así que se la ve. Son piezas que me costaron muy buenas pesetas allá en el Rastro. Fui a comprarlas a los parientes de la Mariposa, unos descastados que al verse ricos no conocen a la familia.

Ahora me quedan cuatro peseta de á cinco, y ... uno, dos, tres ... y dos, cinco ... y uno, seis...; seis medios duros, que son.... Que son, que son...; teníamos antes noventa riales, que con las cuatro pesetas de á cinco hacen, hacen ... noventa, y luego veinte.... Si fueran diez serían ciento; ciento, y diez ... ciento diez.... Luego, seis medios duros, que son tres.

Tales son las razones que hemos tenido presentes al decidirnos a ofrecer al público la presente traducción, habiendo conseguido hacerlo con tal baratura, que costando en francés 70 rs., la nuestra, que forma un elegante tomo en 4.º de 553 páginas, buen papel y esmerada impresión, su precio es el de 8 pesetas en Madrid y 9 en provincias. Profesores en la institución libre de enseñanza.