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Actualizado: 16 de junio de 2025


La pesadez del hombro le impulsaba á cambiar de posición, como si esto pudiera librarle del dolor. Con paso vacilante, entumecido por el reposo, salió de la barraca, sentándose bajo el emparrado, en un banco de ladrillos. La tarde era desapacible; soplaba un viento demasiado fresco para la estación.

Llevaban el rostro cubierto con el velo del sombrero y otro velo más grande cruzaba sus espaldas, sostenido por los brazos á guisa de chal. Ferragut adivinó una diferencia importante en las edades de las dos. La más gruesa se movía con disimulada pesadez. Su paso era vivo, pero apoyaba en el suelo con cierta autoridad sus pies voluminosos, calzados ampliamente y con tacones bajos.

Los chilenos mismos suelen preferir esa vía, que les evita los rudos mares del Sur y el cansancio de esa navegación monótona, mientras la ruta del norte presenta mares tranquilos y las frecuentes escalas que aligeran la pesadez del viaje. Una vez abierto el canal, raro será, pues, el buque que vaya a buscar el Estrecho de Magallanes para entrar en el Pacífico.

Se observan algunos dolores contusivos, pesadez y adormecimiento de los piés; grande debilidad muscular, sin síntomas de parálisis, á no ser que se tengan por tales algunos accidentes espasmódicos, convulsivos de los músculos, calambres en fin, particularmente en los miembros inferiores, ó tambien un temblor general y movimientos convulsivos de la cabeza y de los miembros, precursores de la muerte, en casos de envenenamiento.

De esta manera, el ancho recuadro de orígen oriental en que está inscrito el arco, pierde la pesadez que ofrece faltando el afiligranado de su fondo, y esplica perfectamente la procedencia del elegante lambel que suele encerrar el arco del décimoquinto siglo, y que es uno de los mas característicos y graciosos ornamentos del gótico florido. Capilla de Sta. Cruz de Jerusalen.

A Pablo no le diré nada, hasta no ver, ¿a qué darle un disgusto? y él, me parece, que huele algo... ¡ay, Dios mío! ¿qué es eso? ¡qué ruido tan extraño! el corazón me ha dado un salto... Debe ser el gato, que ha tirado alguna maceta, en el patio... ¡Tanto hablar de tiros y desatinos esa criatura! no estoy tranquila; quisiera llorar y no puedo. ¡Otra vez eso! ¡qué pesadez! y es un disparate, un solemne disparate... ¿A dónde, a dónde ir?

Obra siempre muy bien, cualesquiera que sean las partes afectadas: las membranas serosas, los tejidos fibrosos y tendinosos ó aponeuróticos, con tal que haya tumefaccion inflamatoria fija, ardores febriles, dolores lancinantes y tensivos, pesadez y dolor por el movimiento y el tacto, y sensibilidad esquisita de la parte.

Pero las olas que se entrechocan y no ruedan juntas se elevan mucho más: al topar adquieren una prodigiosa fuerza de ascensión, se lanzan, y caen con una pesadez increíble, capaz de maltratar, de hundir, de hacer trizas la embarcación. Nada tan pesado como el agua de mar.

En la proa se elevaba el cochero, que en pesadez y gordura tenía por únicos rivales á las mulas, aunque éstas solían ser más racionales que él.

La mueca que entonces hizo fue más expresiva, ejecutando visibles esfuerzos para enfadarse. ¡Vamos, D. Andrés, déjeme usted!... ¡déjeme usted! Y viendo que el joven se acercaba a cogerla: ¡Déjeme usted, caramba!... ¡Qué pesadez!... ¡No quiero bromas con usted! ¿Y por qué no quieres bromas conmigo, Rosa? repuso él, avanzando en actitud humilde. Porque no... Márchese usted. ¿Me despides? .

Palabra del Dia

rigoleto

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