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Esto pensaba Goethe, escritor por todos los poros, y en este pensar, hasta nuestros propios actos, faltas, extravíos, dolores y miserias, son objetos de la teoría. Proceden del mencionado concepto, que la gente, por lo común, forma de Goethe, raras acusaciones y defensas no menos raras. Se supone que hay ciencias y artes, cuyas perfecciones y cultivo requieren terribles experimentos.

Ven á mis manos, armoniosa lira: Quiero cantar la gracia y la belleza, Que el entusiasmo que arde en mi cabeza Manda que cante á la beldad que inspira. No encuentro nombre que darle Y mi ardiente fantasía No tiene la poesía Que esa imágen tiene en . Cantaré sus perfecciones Mucho mas bellas al verlas, Mas si quereis comprenderlas A contemplarlas venid.

Los primos estaban como dos tortolitas, arrullándose siempre. Mientras más miraba él a Echeloría, más linda y angelical la encontraba y más melifluo se ponía con ella. Y mientras más miraba Echeloría a Mutileder, mayor número de perfecciones y de excelencias hallaba en él.

Y considere también que considerando de usted como de la luz, nada le ruego, ningún bien imploro de quien tanto puede y es para dueña de tanto bien. Sólo deseo que me deje vivir bajo esa influencia que, emanando del simple brillo de sus perfecciones, tan fácil y dulcemente realiza mi perfeccionamiento. Sólo pido ese caritativo permiso.

De niña la conocimos recibiendo las caricias de Guzmán; y también sabe el lector, bajo la fe de nuestra palabra, que tres años después todo había crecido en ella con prodigioso equilibrio: lo físico y lo moral, las perfecciones del cuerpo y las del alma. Pues a los diez y ocho era eso mismo, en las debidas proporciones.

Añádase a estas perfecciones brevísimo pie, torneada pantorrilla, cintura estrecha, aire de taco y sandunguero, de esos que hacen estremecer hasta a los muertos del campo santo. La moza, en fin, no era boccato di cardinale, sino boccato de concilio ecuménico. Paréceme que con el retrato basta y sobra para esperar mucho de esa pieza de tela emplástica, que

La más subyugada era Jacinta, quien no se hubiera atrevido a sostener delante de la familia que lo blanco es blanco, si su querido esposo sostenía que es negro. Amábale con verdadera pasión, no teniendo poca parte en este sentimiento la buena facha de él y sus relumbrones intelectuales. Respecto a las perfecciones morales que toda la familia declaraba en Juan, Jacinta tenía sus dudas.

Creyéndome ella todo de Dios, poseedor de sus favores, vidente de sus perfecciones, regalado y deleitado con sus dulzuras, ni pudo recelar extravío, ni quiso presumir con soberbia que por ella hubiera yo de olvidarme de Dios. Por eso me mostró la beldad interior de su alma en toda la desnudez inocente y casta de quien nada teme.

Vaya si existía. Lo que tiene es que entonces el novio o el marido, a quien yo le consagraba, era soñado, hecho a pedir de boca, relleno de perfecciones. Los chiquillos, que me fingía y me finjo aún, son unos querubines. Por mucho que valga Pepe Güeto, pierde cuidado que no valdrá, ni con cien leguas de distancia, el marido que yo soñé.

Mucho tiempo ha que dixo Platon que no son los mejores estómagos los que vomitan todos los alimentos. ¿Pero no es un gusto, respondió Candido, criticarlo todo, y hallar defectos donde los demas solo perfecciones encuentran? Eso es lo mismo, replicó Martin, que decir que es mucho gusto no tener gustos. Segun eso, dixo Candido, no hay otro hombre feliz que yo, quando vuelva á ver á mi Cunegunda.