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Actualizado: 5 de octubre de 2025


Aborrecía ya a aquel hombre Cervantes, y por nada del mundo hubiera querido obligarse a no pedirle razón cumplida, espada contra espada, de todas las desgracias que había causado a la madre de doña Guiomar y a ella misma; y por esto, y aunque ardía en deseos de tener cuanto antes presentes las perfecciones y los encantos de su bien amada, deteníase, y pensaba en que tal vez sería mejor ir a buscar a aquel bachiller Carrascosa, su amigo, porque conocía a todo el mundo en Sevilla, y debía conocer a don Baltasar de Peralta, y preguntarle cuál fuese su morada, e ir a buscarle y provocarle de tal manera, que no pudiese dejar de ponerle en la ocasión de matarle.

Replicóle Candido: Cosas peores he visto yo; pero un sabio que despues tuvo la desgracia de ser ahorcado, me enseñó que todas esas cosas son dechado de perfecciones, y sombras de una hermosa pintura.

Hasta cierto punto las palabras de Fenelon pueden ser interpretadas con un sentido que no rechaza el comun de los teólogos. Distinguen estos dos clases de perfecciones: unas que no envuelven ninguna imperfeccion, como la sabiduría, la santidad, la justicia; otras que envuelven alguna imperfeccion, como por ejemplo, las que pertenecen á los cuerpos, la extension, la figura etc.

Creía muy sinceramente, que sólo yo en el mundo tenía ojos, inteligencia y corazón, capaces de ver, de comprender y de adorar en todas sus perfecciones la belleza de ese ángel, que con cualquier otro se hallaría como extraviada y perdida, que estaba destinada á solo, en cuerpo y alma, por toda la eternidad. Sentía este orgullo inmenso, bastante expiado ya por un inmenso dolor.

Es como si la naturaleza hubiera querido mostrarnos en este altísimo espíritu de Lope de Vega a cuánto se extendía su posibilidad de crear perfecciones.

Brillaban sus negros ojos, por entre las largas y sedosas pestañas, como la luz del sol que arreboladas nubes mitigan. Era su tez como de leche y rosas. Esbelto su talle: elevada su estatura. A pesar de las flotantes y blancas ropas que velaban su cuerpo, se presentía y se adivinaba que era todo él maravilloso y armónico conjunto de perfecciones casi divinas.

En este método de vida, y sin pensar en abandonarle, porque no conocía otro más divertido, cumplió Verónica los veintidós años. Decían los cronistas de salones por escrito, y de palabra el enjambre de aduladores que cenaban en su casa y la perseguían en las ajenas, que era, por entonces, el dechado de todas las perfecciones escultóricas y el conjunto de todos los donaires del ingenio.

Al entrar, Pepita y yo nos damos la mano, y al dárnosla me hechiza. Todo mi ser se muda. Penetra hasta mi corazón un fuego devorante, y ya no pienso más que en ella. Tal vez soy yo mismo quien provoca las miradas si tardan en llegar. La miro con insano ahínco, por un estímulo irresistible, y a cada instante creo descubrir en ella nuevas perfecciones.

Vosotros, y tu mujer, la dabais ejemplo del respeto que merece el dinero y un nacimiento elevado dejando entrar en vuestra casa a aquel muchacho, acogiendo como un honor que un señorito se fijase en vuestra hija. La pobre lo amó viendo en él un resumen de todas las perfecciones humanas.

No es así, felizmente: nuestra admiración no nace de la multitud de sus producciones, sino de las excelencias y perfecciones que las distinguen, de la fuerza creadora poética, que se descubre en ellas, de la inagotable riqueza de su inventiva y de su exuberante imaginación.

Palabra del Dia

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