United States or El Salvador ? Vote for the TOP Country of the Week !
Intentó incorporarse, Juan la contuvo oprimiéndola el talle, y aún más con el suplicar de su mirada, al mismo tiempo que decía: No perdamos tiempo en recriminaciones inútiles. ¿Me he portado mal?, pues te pido perdón. ¿Has obrado por despecho?, te perdono. ¿Nos hemos equivocado los dos, yo al dejarte y tú al olvidarme?, pues venzamos a la desgracia.
Os lo agradezco, contestó el Cardonal, tomando polvos de su tabaquera de oro. Encontré en el Nuevo Mundo, Eminencia, lo mismo que en Europa. Quince años he vivido una vida angustiosa, y hoy vengo a impetrar vuestro perdón y a morir en mi país. Fué tal su acento de sinceridad, que el Cardenal se puso de pie solemnemente y bendijo a don Fabricio de Portinaris.
Vuestra conciencia distinguida se alarmaría aún más si supieseis... ¡pero no me atrevo a decirlo!... ¡que me gustan mucho las cursis! ¡Perdón, señores, perdón! Ahora que he confesado mi indignidad descargando el alma del peso que la abrumaba, aguardo resignado vuestro fallo. Condenadme, si queréis, a perpetuos pantalones anchos.
¡Lástima de pícaro! decía al pie del patíbulo don Rodrigo a su alguacil . ¿No es verdad, Güerequeque, que siempre sostuve que este bellaco había de acabar muy alto? Con perdón de usiría contestó el interpelado , que ese palo es de poca altura para el merecimiento del bribón. CRÓNICA DE LA
«Me parece mentira dijo él , que te tengo aquí, cogida otra vez con lazo, fierecita mía, y que puedo pedirte perdón por todo el mal que te he hecho...». Quita allá... ¡perdón! exclamó la joven anegándose en su propia generosidad . Si me quieres, ¿qué importa lo pasado?
Otro día, en que, a su parecer, no había contestado con bastante respeto a su padre, se presentaba repentinamente en el despacho, se hincaba de rodillas y le pedía perdón. Don Mariano la levantaba del suelo con ojos espantados.
¿Qué quiere el leñador? respondió otra voz terrible. Para mí, nada: ¿qué he de querer para mí? Pero la reina, mi mujer, quiere que le diga a la señora maga su último deseo: el último, señora maga. ¿Qué quiere ahora la mujer del leñador? Loppi, espantado, cayó de rodillas. ¡Perdón, señora, perdón! ¡Quiere reinar en el cielo, y ser dueña del mundo!
Ester había pensado á menudo que la Providencia, al dotar á Perla con esta marcada propensión, lo hizo movida de una idea de justicia y de retribución; pero nunca, hasta ahora, se le había ocurrido preguntarse si, enlazada á esta idea, no habría también la de benevolencia y perdón.
Entõces llamãdolo šu šeñor, dizele, Mal šiervo, toda aquella deuda te perdon`, porÿ me rogašte: 33^ No te convenia tambien,
Pablo, al ver a Carmen, pareció vacilar de emoción, y se aumentó su palidez; pero reponiéndose, dijo todo turbado: ¡Perdonar, señor! ¿y de qué he de perdonar? ¡Al contrario, yo soy quien tiene que pedir perdón de tanto como he ofendido al pueblo...!
Palabra del Dia
Otros Mirando