Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de mayo de 2025


Aun pretendía que su antiguo protector le agradeciese la cruel confesión. No: el niño no era su hijo. Y lo repetía satisfecha, como si de este modo afirmase más sus derechos sobre el hombre amado, colocando el pequeñuelo como un compromiso eterno entre ella y el amante de corazón. Sánchez Morueta salió de aquella casa con el alma rendida por los crueles descubrimientos. ¡Ni amor, ni hijo!

Clara sentada en un diván tenía al niño en sus brazos mientras aquél a su lado se esforzaba en hacer reír al pequeñuelo retozando con él. El criado se presentó. Una señora pregunta por los señoritos. ¿Quién es? ¿Ha dado su nombre? No, señor. Ha dicho que es de confianza y quiere darles una sorpresa. Tristán quedó un momento vacilante.

Sin el pobre pequeñuelo estaría desde hace tiempo bajo tierra. No enumeraré todo lo que he hecho durante ese tiempo, todo lo que ha producido mi trabajo: en verdad no me conviene desempeñar el papel de farisea.

Lo ignoro dijo; lo que el momento me sugiera. Lo único que me apena, es ese pobre pequeñuelo que tendrá que crecer sin padre; quizá lo lleve conmigo, no . No más que una cosa y es que no puedo continuar viviendo así. El anciano, temblando de ansiedad, lo llenó de reproches. Eso era una cobardía sólo digna de un miserable, de un espíritu debilitado.

Power con la pareja de compatriotas suyos que pasaba por delante de él fingiendo no verle. A la mañana siguiente se habían encontrado de nuevo. Mina subió a la cubierta en las primeras horas, mucho antes que los otros días, llevando de la mano a Karl. El pequeñuelo, apenas vio a Fernando, corrió hacia él, dejando flotar sus rubias guedejas sobre el cuello azul de su blusa marinera.

Corrió el animal hacia su amo, el pequeñuelo alargó las manitas, y mientras el hombre sacaba de la cesta, y partía la dorada libreta, la muchacha, sin dejar de mirarle, apartó a un lado la ensalada, sacó la botella del tinto, la servilleta, las cucharas de palo, y sobre el hondo plato de loza blanca, con ribete azul, volcó el puchero de cocido amarillento y humeante.

Por su carácter era un ángel, y por su facha, a no ser tan bondadoso, hubiera parecido un demonio, aunque por lo feo y pequeñuelo no dejaba de parecer un duende. El ser que iluminaba el castillo con esplendores de poética hermosura, era la gentil Poldy, única hija de la Condesa viuda que permanecía soltera, aunque frisaba ya en los veintiocho años.

Era el cerro de los Corvos, y la casa aquella tiendecita donde criaban a su hijo. La mujer cosía a la puerta del establecimiento, bajo una parra seca, en una pequeña explanada, desde la cual dominábase toda la parte de Madrid que mira al río. Al reconocerle, la nodriza se levantó apresuradamente. Quería sacar al pequeñuelo, que dormía después de una noche de insomnio y llantos. Maltrana se opuso.

Cristo, en torno de cuya cabeza se percibe un tenue resplandor que indica su divinidad, tiene contraídas las facciones por un gesto de dolor, y en pago de su dulce conmiseración, mira amorosamente al pequeñuelo. El ángel se parece algo al retrato de la supuesta doña Juana Pacheco, del Museo del Prado.

Edmundo nada dijo; tal vez por motivos de delicadeza no quiso meterse en la elección de su posible sucesor, pero cuando le preguntaron, afirmó resueltamente que él y Jinny, la borrica antes aludida, podían componérselas para criar al pequeñuelo.

Palabra del Dia

bagani

Otros Mirando