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Actualizado: 31 de mayo de 2025
No extraño esas risas dijo muy amoscado el artillero . ¿Qué ha de hacer quien no conoce el peligro personal? ¿Qué ha de hacer un hombre que cuando entraron los franceses a saquear esta casa, se escondió debajo de la cama? Yo... contestó con turbación el Marqués si penetré en aquel apartado sitio, bien saben todos la causa, que no fué miedo ni mucho menos.
El lector que de ella se penetre, y no la olvide al leer la historia, dé por seguro que se ahorrará muchísimos errores, y sobre todo no desperdiciará tiempo y trabajo en recordar si fueron sesenta ó setenta mil los que murieron en tal ó cual refriega, y si los pobres que anduvieron de vencida, y no pueden desmentir al cronista, eran en número cuadruplicado ó quintuplicado, para su mayor ignominia y afrenta.
PARA HACER DESAPARECER LAS ARRUGAS DE LOS PÁRPADOS. Se lava con agua de meliloto, después se pone, por la noche, una capa de la pomada siguiente: Vaselina 60 gramos. Polvo de alumbre 0,75 Bálsamo de la Meca 10 Tanino al éter 0,25 Sulfato de alúmina 1 Al ponerse la pomada se ha de procurar que no penetre en los ojos. Almendras dulces 200 gramos Alcohol de vino a 60° 35 Agua de rosas 40
Así lo hicimos: el cura se separó de mí para ir a la sacristía a ponerse sus vestidos sacerdotales. Yo penetré en la pequeña nave por la puerta principal, y me acomodé en un rincón desde donde pude examinarlo todo. El templo, en efecto, era pequeño como me lo había anunciado el cura: era una verdadera capilla rústica, pero me agradó sobremanera.
La desgracia es, que le acompaña poco juicio, y no coloca las cosas en el lugar que les corresponde, ni las aplica en el modo necesario para instruir, ni añade verdad alguna que penetre en el corazon de los oyentes. Los que tienen la imaginacion muy llena son intolerables en las conversaciones.
Un olor de humedad, de hierbas marchitas y de piedras en ruinas, se desprendía de las paredes. Una vieja puerta extendía por sobre mí el arco de su bóveda. Penetré en el interior. En todo mi derredor se alzaban las paredes, destacándose negras en el cielo de la noche, cuya luz azulada brillaba aquí y allí por encima de mi cabeza.
En la muchacha tampoco tenía ya imperio la voluntad; desfallecía de amor, miraba y no veía, las palabras de don Juan no le parecían voces humanas; se le antojaba estar oyendo el ruido delicioso que las puertas de los cielos deben de producir al abrirse para que penetre en la gloria un elegido del Señor.
Y dígase también la siguiente y amarga verdad: la brecha que el delito ha abierto una vez en el alma humana, jamás queda completamente cerrada mientras conservamos nuestra condición mortal. Tiene que vigilarse y guardarse, para que el enemigo no penetre de nuevo en la fortaleza, y escoja quizás otros medios de entrar que los empleados antes.
Penetré en el arco, y escritos sobre las anchurosas paredes y sobre las altísimas bóvedas, divisé los nombres de noventa y tantas victorias, además de las representadas en los bajo-relieves del frontis, de trescientos ochenta y cuatro generales, y de varios cuerpos de division que tomaron parte en las guerras de la Revolucion y del primer Imperio.
»Te aseguro que penetré en su alcoba con este propósito tremendo. Ríete ahora. Es muy cómico, es jocoso lo que te voy a decir. Yo no uso armas, no tengo más que una gumía que me trajo de presente un oficial amigo, que fué de los que entraron en Tetuán. Con dicha gumía quería yo matarla. La llevaba yo desnuda en la mano derecha; en la mano izquierda llevaba la palmatoria.
Palabra del Dia
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