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Bien, Blasillo, fue un pequeño acceso de libertad, corto y rápido, que la santa alianza detuvo prontamente con un poco de pólvora de cañón. ¡Hermosa victoria! porque tus compatriotas que no tiran jamás sobre un hombre que lleva un crucifijo, tuvieron que bajar sus armas ante las cruces, los pendones y los religiosos que precedían al ejército francés, y se arrodillaron ante el enemigo como al pasó de una procesión.

Lázaro no atendía al gentío ni á los santos ni á nada. El despecho por encontrarse allí mal de su grado le ocupaba todo. En el otro balcón hacía don Silvestre detallado relato de las cofradías, pendones, estandartes, imágenes y corporaciones que iban desfilando.

Desde muy antigua fecha prestaban esplendor en la Procesión con su asistencia los gremios todos de la ciudad, presididos por sus alcaldes, agrupados bajo sus banderas ó pendones, luciendo todos sus oficiales las mejores galas y preseas: de algunos de ellos consta que sacaban ingeniosos carros, como se veía por los documentos que extractados transcribimos.

Alza su vuelo el águila altanera ráuda cruzando pueblos y naciones, y hace con sus despojos y pendones arco triunfal á su triunfal carrera. Tiembla aterrada y muda Europa entera por su acerada garra hecha girones desde las frias, árticas regiones, hasta la Italia donde el sol impera. Quiere herir al Leon envanecida, mas, de su roja crin tendiendo el pelo, su zarpa clava en ella y cae vencida.

Abu-Thaman es el nombre del afortunado poeta que lo compuso. Los Abassides adoptaron el negro como su color privativo para el trage de guerra y de corte, y aun para sus pendones y banderas, y de aquí viene el distinguirlos con el apelativo de Califas negros. Sus rivales los Umeyas, por el contrario, usaban como color de ceremonia el blanco.

Vos y vuestros amigos váis á caer al empuje de los más afamados caballeros de León y Castilla. Manda esa fuerza un hermano de nuestro rey, y sin contar los gloriosos pendones de Calatrava y de Santiago, veo allí los de Albornoz, Toledo, Cazorla, Rodríguez Tavera y tantos otros, amén de los de muchos nobles aragoneses y franceses. No se hizo esperar el ataque.

Y en medio á las legiones Penachos y pendones Se miran tremolar; Y en la humareda envueltos, Como cabellos sueltos Del sol se ven flotar. Los bravos se adelantan, Y el polvo que levantan Con ímpetu veloz, Sus rostros ennegrece, Y entre él desaparece La enseña del honor.

Y añadió: Yo indagaré del primer ministro, su excelencia el príncipe Tong, donde pára esa familia tan interesante; después reúnalos usted, y arrójeles una o dos docenas de millones; organice para el difunto unos funerales de gran ceremonia con un séquito de una legua de largo, filas de bonzos, todo un mundo de estandartes, palanquines, lanzas, plumas, pendones encarnados y, por último, legiones de plañideras lanzando gritos lamentables.

Visitación, la del Banco, en vez de mirar como todos hacia la calle estrecha por donde ya asomaban los pendones tristes y desmayados, las cruces y ciriales, observaba el gesto de don Álvaro Mesía, que estaba solo, al parecer, en el último balcón de la fachada del Casino, en el de la esquina.

Pendones son esos que podrán estarse aquí en fila, esperando turno, pero que han figurado y figurarán siempre en primera línea en los campos de batalla. ¡Bienvenidos, señores! ¡Qué alegría la del canciller De Chandos cuando vea y abrace á sus predilectos compañeros de armas! Por aquí, caballeros. Vuestros escuderos son sin duda dignos del renombre de sus señores.