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Actualizado: 30 de junio de 2025


Montó en él de un salto y cayó en un ataque de nervios. La sacaron en malísimo estado y la subieron a su cuarto entre dos criadas. Cuando Osorio se presentó no pudo enterarle más que con palabras sueltas e incoherentes de lo que había acaecido. Ocho o diez días estuvo postrada en la cama. Al fin salió de ella con un deseo tal de vengarse, que algunos pensaron que se había vuelto loca.

Aquel año pudieron al fin realizar su ensueño: vivir en poblado, en su casa de tabla, en el barrio de Sagpang y el padre y el abuelo pensaron en dar alguna educacion á los dos hermanos, sobre todo á la niña, á Juliana ó Julî como la llamaban, que prometía ser agraciada y bonita.

A este espectáculo cobraron nuevo esfuerzo, y olvidados del rencor contra los europeos, por su propia conveniencia, pensaron en buscar los que habian escapado, y estaban escondidos, para que ayudasen á la defensa, de cuya comision se encargó D. Clemente Menacho, con toda su compañia, quien aseguró á un religioso mercedario, podia sacar libremente á algunos que sabia tenia en su celda, porque habia indulto general para ellos.

Fue el parecer del médico que melancolías y desabrimientos le acababan. Rogó don Quijote que le dejasen solo, porque quería dormir un poco. Hiciéronlo así y durmió de un tirón, como dicen, más de seis horas; tanto, que pensaron el ama y la sobrina que se había de quedar en el sueño.

El Conde del Villar en esto viene Por Virrey, y pensaron que hiciera La guerra; empero, dicen, le conviene Dejarse de esta guerra y cordillera, Que nuevas de Francisco Drake tiene, Que viene muy pujante en gran manera. Diráse en su lugar, porque es flagelo, Que por castigo envia Dios del Cielo.

No sucedió como pensaron, antes bien la república autorizó caso tan feo, ni castigando á su general, ni dando libertad, y enmienda de lo perdido á Berenguer, porque siempre que el délito no se castiga, se aprueba.

La otra gloria villaverdina fué un buen clérigo que nunca se acordó de su pueblo natal; un sacerdote austero, sencillo y trabajador, gran teólogo, al decir de don Román López que llegó a canónigo angelopolitano, y después a obispo, honor a que nunca aspiraron los villaverdinos; que nunca pensaron alcanzar, y que los llenó de alegría ¡Obispo un hijo de Villaverde! ¡Cielos! ¡Qué dicha!

Callaron á estas cosas los PP., porque no fuese que, entrando ya la noche, intentasen los amotinados ofenderles, ó hacerles algun daño: y así se mandó estuviesen en vela, y armados á la puerta de la capilla, todos los Miguelistas compañeros de los PP. Pasóse toda la noche, y habiendo hecho estos una junta, pensaron era mejor ceder al desenfrenado furor de la gente, y retirarse á la seguridad del pueblo.

Se echaron de nuevo a reír; pero al mismo tiempo todos pensaron que Kotelnikov era seguramente un hombre listo e instruido, cuando conocía una palabra tan extraña: «exótico». Luego empezaron a discutir, asegurando que no era posible que gustasen las negras; además de ser negras, tenían la piel como cubierta de barniz, y los labios gruesos, y olían mal.

En su afán de recobrarla, pensaron en poner en juego a la policía, dando parte del suceso hasta al Gobierno, si fuese necesario; pero ¿no equivaldrían estos pasos a publicar su propia deshonra? Preferible era proceder de otra manera más sigilosa para hallar la oveja descarriada.

Palabra del Dia

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