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Tengamos confianza y el cielo nos será propicio. Sin los rezos de Moisés y sin los milagros que por su intercesión hizo Dios, Josué no hubiera vencido; la profetisa Débora no hubiera entonado su himno triunfal, si las inteligencias que mueven los astros no hubieran bajado á combatir en favor de su pueblo; en mil batallas han tomado parte los dioses del Olimpo para favorecer á los hijos de Grecia; y los Dióscuros abandonando el refulgente alcázar que tienen en el cielo, y donde hospedan al sol en los más hermosos días de cada año, han peleado en solemnes ocasiones por la grandeza de Roma.

Don Braulio era en el suyo, aunque limpio, harto descuidado. Su levita y su sombrero tenían la forma en moda hacía ocho o diez años. Su corbata negra estaba algo raída, y el cuello de la camisa, recto y sobrado grande, le llegaba casi hasta las orejas. Beatriz se había medio peleado con su marido para obligarle a llevar más bajos los cuellos y a comprar nuevo sombrero y nueva levita.

Los vascos, siguiendo las tendencias de su raza, marchaban a defender lo viejo contra lo nuevo. Así habían peleado en la antigüedad contra el romano, contra el godo, contra el árabe, contra el castellano, siempre a favor de la costumbre vieja y en contra de la idea nueva.

Maltrana admiró irónicamente la conducta del doctor. ¿Quién podría sospechar esta desesperación romántica en aquel viejo médico, con sus setenta años, sus patillas teñidas y sus dientes montados en oro?... Y en vida de la llorada señora tal vez se habrían peleado los dos frecuentemente y él llevaría sobre su conciencia más de una infidelidad... ¡La ilusión, Ojeda!

¡Señor, ese changador es un canalla..., nos hemos peleado porque le cobré dinero, y ahora me sale con una pata de gallo!... ¡Está lindo lo que pasa! Los que dan caramayolé o la biaba son los ladrones de la clase más íntima, es la plebe del mundo lunfardo: ellos no necesitan para realizar sus empresas usar el mínimum de talento.

Yo tambien he peleado, dixo, pero otro ha usurpado mis armas; y hasta que tenga la honra de acreditarlo, pido licencia para presentarme á acertar los enigmas. Votáron; y estaba tan grabada aun en todos los ánimos la reputacion de su probidad, que unánimemente fué admitido.

He peleado por sustentarlos; á ochocientos partidarios mios les han arrancado el corazon, y les han sacudido con el en la cara: á mi me han tenido preso, y ahora voy á ver al Rey mi padre á Roma, el qual ha sido destronado así como mi abuelo, y así como yo; y he venido á pasar el carnaval á Venecia.

Los de Fresnedo, los de Riomontán, los de las Meloneras y las Bovias, lo mismo que los de Villoria y Tolivia, todos habéis sido siempre unos con nosotros. Juntos han peleado nuestros abuelos, juntos nuestros padres y juntos hemos estado también nosotros siempre cuando llegaba el caso de andar á garrotazos. ¿Por qué ahora andamos apartados?

Mi padre estuvo en una gran batalla en la mar. Mire vuesa merced al alférez que ha peleado mucho, pero mucho, y agora viene a danzar con nosotros, como si tal... Así quisiera ver a vuesa merced y aún mejor. ¿Tanto admiráis al alférez? Es harto gracioso y valiente. Tres doncellas y dos mancebos tañían ahora vihuelas de arco, un rabel y un clavicordio. Era una música que se entraba en las almas.

Me llamo Golvín y soy capitán del Galeón Amarillo, destinado á conduciros. Marino desde la infancia, he peleado á bordo de barcos ingleses contra normandos y genoveses, bretones, españoles y sarracenos, y os aseguro que la nave de mi mando es muy débil para atacar corsarios.