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Actualizado: 24 de julio de 2025


Una monja pequeña, gorda, de vientre hidrópico y nariz exigua y colorada, que en aquel momento llevaba un vaso a los labios, levantó la cabeza. Buenos días, señor Paco... Hasta ahora no han caído más que cuatro. ¿Quiere usted un poquito para abrir el apetito? A mi patrón le hizo mucha gracia aquello. Para abrir el apetito, ¿eh? Deme usted algo para cerrarlo, que me vendría mejor. ¿Y las hermanas?

Las señoras y señoritas más pudientes y aficionadas al lujo acudían, pues, a Juana para sus trajes de empeño, cuando había que lucirlos ya en una boda, ya en una feria o ya en el baile que solía darse en las Consistoriales el día del Santo Patrón.

Cada uno de ellos se pone de parte de su patrón, aunque ambos son de alquiler. EL PRIMER «CHAUFFEUR». ¡Qué aire más ridículo tiene tu cliente...! ¡Apenas puede mantenerse en pie...! EL SEGUNDO «CHAUFFEUR». ¡Tu cliente que parece ridículo...! ¡Seguramente está temblando!

Esta insinuacion no fué bien recibida: la iglesia de Córdoba declaró no admitir patronato ni compañía con el único patron de España Santiago, y no volvió á tratarse de este negocio.

Era cosa decidida que nadie se librara... Al llegar a este punto, el patrón se interrumpió, gritando: ¡Ten cuidado, Nardi, que se apaga la lumbre!

El señor Aubry se recostó en una poltrona; luego, al cabo de algunos minutos, exclamó, desperezándose: Hijas mías, estoy muy fatigado; he tenido hoy un trabajo considerable; he hecho a la vez de patrón y de obrero. Este diablo de Juan, demorándose en venir, me recarga la tarea. Es que él solo se ocupa de todos los asuntos, y su ausencia prolongada empieza a molestarme.

Pedía hablar á solas con el dueño; y al verse frente á él, le recordaba un viaje realizado diez ó doce años antes para comprar una punta de reses. ¿Se acuerda, patrón, que pasó la noche en mi rancho porque el río iba crecido? El patrón no se acordaba de nada. Únicamente un vago instinto parecía indicarle que la mujer decía verdad. «Bueno, ¿y qué

Puede hablar, Baldomero, todo lo que quiera, lo que es por ... Yo digo por el respeto, ¿no?... porque a la verdad, que si el patrón llegase a venir... ¿El qué?... ¡Hable claro!

En efecto, el otro, tras breve hesitación, había avanzado, pero no directamente sobre ellos como antes, sino en línea oblicua y en apariencia errónea, pero que debía llevarlo justo al encuentro de míster Jones. Los perros comprendieron que esta vez todo concluía, porque su patrón continuaba caminando a igual paso como un autómata, sin darse cuenta de nada. El otro llegaba ya.

Pero el viejo patrón, ó no oyó las advertencias, ó se hizo sordo á ellas, que es lo más probable, por disfrutar algunos instantes más de la presencia de sus compañeros. ¡Que suelte! le volvieron á repetir más alto. Y nada: el viejo, clavado como una estatua á la orilla del mar, no soltó el cabo.

Palabra del Dia

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