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Actualizado: 23 de junio de 2025


Unos lo tomaban por lo serio, le hablaban de su preclaro nombre que pronto iba a encontrar quien lo perpetuase, otros echaban el santo sacramento a broma. «¡Ánimo, Gonzalo! Para sostenerte en este trance fiero aquí tienes a los amigos. ¡No tiembles a la vista del patíbulo!» Y señalaban al altarcito erigido allá en el fondo del salón contiguo y que se veía por la puerta entreabierta.

Mesía, dejando detrás de a su amigo, ocupó el medio del balcón, arrogante y desafiando las miradas de los clérigos que pasaban debajo de él. Los tambores vibraban fúnebres, tristes, empeñados en resucitar un dolor muerto hacía diez y nueve siglos; a don Víctor le sonaba aquello a himno de muerte; se le figuraba ya que llevaban a su mujer al patíbulo.

Si faltara mi hijo a todas las leyes humanas y le condujeran al patíbulo, hasta él le acompañaría yo, desafiando la execración de las gentes, sin que por un momento negase que era obra mía. Estamos unidos para siempre al ser que damos vida: es un compromiso de solidaridad que contraemos ante la especie al trabajar por su conservación. El que rompe la cadena y huye, es un cobarde.

Mme. de Roys, su esposa, segunda aya de los hijos del duque, fue favorita de aquella bellísima y virtuosa duquesa de Orleans, que la Revolución respetó a pesar de haber destruido su palacio y de haber mandado sus hijos al destierro y su marido al patíbulo. M. y Mme. de Roys habitaban en el palacio real durante el invierno y en el de Saint-Cloud los veranos.

También sabían de memoria, sin olvidar una tilde, los romances de matones, guapezas, robos, asesinatos, anécdotas del patíbulo. Cuando Mariano ganó tres reales, Juan Bou, haciendo justicia a sus progresos, atendió sus reclamaciones. El muchacho aborrecía la caja. Quería trabajar en litografía; pero como no tenía aptitud ni pulso para el dibujo, quiso ser estampador.

Entre él y el bufón creyó el cocinero ver levantarse los dos palos rojos de la horca, y se decidió á hacer todo lo que quisiese con tal de no verse colgado de aquel patíbulo horrible. La fatalidad arrastraba á Montiño. ¿Estáis dispuesto? le dijo el bufón. ; , señor; estoy dispuesto á todo. Pues vamos á donde sea necesario ir.

Decia un dia el gran filósofo Citofilo á una dama desconsolada, y que tenia sobrado motivo para estarlo: Señora, la reyna de Inglaterra, hija del gran Henrique quarto, no fué ménos desgraciada que vos: la echáron de su reyno; se vió á pique de perecer en el océano en un naufragio, y presenció la muerte del rey su esposo en un patíbulo.

Poco despues el general Morillo puso sitio a Cartagena, que á causa del que le habia hecho sufrir el Libertador, se hallaba exhausta de viveres y no pudo resistir sino algunos dias. La toma de esta importante poblacion facilito á los realistas el medio de reconquistar la Nueva-Granada, y pronto corrió á torrentes en el patíbulo la sangre de sus decididos y honrados habitantes.

Había visto morir a Canterac; ajusticiar a Merino, «nada menos que sobre el propio patíbulo», por ser él hermano de la Paz y Caridad; había visto matar a Chico..., precisamente ver no, pero oyó los tiritos, hallándose en la calle de las Velas; había visto a Fernando VII el 7 de Julio cuando salió al balcón a decir a los milicianos que sacudieran a los de la Guardia; había visto a Rodil y al sargento García arengando desde otro balcón, el año 36; había visto a O'Donnell y Espartero abrazándose, a Espartero solo saludando al pueblo, a O'Donnell solo, todo esto en un balcón, y por fin, en un balcón había visto también en fecha cercana a otro personaje diciendo a gritos que se habían acabado los Reyes.

En torno de aquellos hogares humeantes moraban muchos seres que no habían tenido la curiosidad perversa de bajar a la calle para verme pasar, y que ahora tampoco rodeaban el patíbulo para verme morir. Me sentí profundamente conmovido.

Palabra del Dia

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