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Actualizado: 22 de noviembre de 2025


El día de la partida, mientras miraba pensativa alejarse el coche que conducía a la estación a los dos jóvenes, Diana le dijo: Esta idea de Juan, de llevarse a mi hermano antes del fin de las vacaciones, es estúpida.

Miraba con impaciencia la mesa de tresillo donde don Andrés con otros tres prohombres jugaba su diaria partida, y esperaba el momento en que viniera cual de costumbre a sentarse junto a él, para que le contemplasen en sus funciones de Regente, cobijando bajo su autoridad y sabiduría de maestro al príncipe heredero.

Tened la joya y la mano, 2315 Que entrambas diamantes son, Si es la mina un corazón Tan firme como tirano; Que cuando forzosa sea Vuestra partida, no soy 2320 Hombre tan vil... DO

Llamaron en una posada conocida. Tardaron en abrir, y al último el posadero, amedrentado, se presentó en la puerta. ¿Qué pasa? preguntó Zalacaín. Que ha entrado en Vera otra vez la partida del Cura.

En las afecciones reumáticas y neurálgicas propias de dulcamara, es preciso tener en cuenta la electividad de este medicamento sobre la piel, punto de partida de la afeccion, y no á una pretendida accion particular en la fibra de los músculos afectados.

He aquí embarullada, confundida, anarquizada la partida de ajedrez; pues si unos alfiles, caballos, torres y peones tiran para un lado y otros para otro, la batalla ordenada se torna en encrespado bochinche civil. Todas las monarquías son de origen cosmopolita. Ningún rey, ninguna reina, tienen la sangre pura del pueblo en que reinan.

Este cacique con la carta del Gobernador en la mano, y mostrando su licencia, fué muerto de un pistoletazo que le dió en la cabeza el Mariscal de Campo. Todos los indios tuvieron esta desgracia, quedando cautivas las mugeres y niños, con el hijo menor del cacique. Por fortuna el mayor habia salido dos dias antes á cazar caballos silvestres, con una partida de indios.

Y más tranquilo ya, se orientó, tomó por punto de partida la calle Mayor, y sin vacilar ya, se dirigió á la calle Ancha de San Bernardo, y á la casa de la Dorotea. Al llegar á la puerta retrocedió. Un bulto se había enderezado y permanecido inmóvil delante de él. ¡Quién va! dijo don Juan poniendo mano á su espada.

Aquí se ejercitaban los hombres en el juego de bolos, combatiendo seis mozos de la Pola con otros tantos de Entralgo. Los demás, interesados en la partida, miraban sentados en los maderos que por allí había diseminados. Entre ellos estaba una cuadrilla de mineros que de luengas tierras había traído la empresa que comenzaba á beneficiar los ricos veneros de Laviana.

El chico guardó silencio. Andrés comprendió que dudaba de su partida. Si piensas que no me marcho puedes preguntárselo al criado de mi tío, que bajó hoy el caballo del monte... Y como viese que vacilaba sacó del bolsillo una moneda de plata y se la puso en la mano. ¿Qué quiere que le diga a Rosa? Que cuando oiga silbar esta noche en la calle, baje a la cocina y me abra la puerta.

Palabra del Dia

vengado

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